Por Nancy Arellano Suárez

“Queríamos reconstruir nuestro hogar, eso era todo. Habíamos perdido nuestro antiguo hogar, lo que significa perder la familiaridad con el mundo y habíamos perdido nuestro oficio o trabajo, lo que significa perder la sensación de que éramos útiles para el mundo. ” – Hannah Arendt.

Foto de la web de UNESCO Niños venezolanos y peruanos en escuelas limeñas
© Lima Aprende

1,2,100,1,000, 2,500… son los privados de libertad nacidos en Venezuela (ni siquiera todos con sentencia). Eso representa el 0.17% de la comunidad venezolana en Perú; frente a 0.25% de la población nacional que también está privada de libertad. ¿Habrá inocentes? ¿Cuántos? 1,2, ¿100? ¿1000? quedará en manos de la justicia. Lo cierto es que no, no son una proporción mayor a los nacionales. Las mujeres, no llegan a 100 y son el 51% de la migración. ¿Es eso un logro? No. No es motivo de orgullo, pero tampoco de vergüenza. La responsabilidad penal es individual, no es colectiva.

3,000, 5,000 o 7,000 son las denuncias hechas a venezolanos a nivel nacional; incluyendo las hechas también por venezolanos. ¿Cuántas serán exageraciones o injustas? No sabría decirle. Solo sé que tampoco supera la media de los nacionales. ¿Es un logro? No. No es motivo de orgullo, pero tampoco de vergüenza. La responsabilidad del comportamiento de las personas, es personal. No colectiva.

Color de piel, género, altura, color de ojos, lugar de nacimiento… no son características que definan el potencial de las personas. Y quien tiene un poco de conciencia sabe, que en toda sociedad, comunidad y hasta familias hay personas con comportamientos no deseados. La culpa no es colectiva. Tampoco el delito y menos la reputación. No debería serlo, eso sería discriminación.

Frente a los terribles 2,500 o los 7,000… tenemos otra cifra: 78,744. Más de 10 veces la cifra incómoda. ¿Qué son? ¿Quiénes son? Son casi 80,000 niños y niñas peruanos hijos de padre, madre o ambos padres de nacionalidad venezolana. Familias binacionales: Peruanos de primera generación.

Peruanos que merecen respeto, derecho a la honra y a vivir en paz. Familias que comparten dos gentilicios por derecho, sangre y debo añadir, sudor y lágrimas.  Porque los migrantes sufren pérdidas en el camino, con la esperanza de un nuevo hogar, de un futuro, de una nueva familia. 80,000 peruanos son testigo de ello, peruanos de primera generación, en núcleos familiares donde hay tamales y hallacas. Niños que merecen respeto, ambientes donde no les discriminen o maltraten porque mami o papi son de otro lugar. Porque puede que haya 2500 delincuentes de origen venezolano, como hay 84,000 peruanos… como hay políticos corruptos, funcionarios mediocres, hombres feminicidas, empresarios despiadados y trabajadores negligentes. y no por ellos podemos juzgar a todos los políticos, funcionarios, hombres, empresarios o trabajadores… menos a toda una nación o a una comunidad. 

Hay 1,497,500 venezolanos que no merecen ser juzgados por las acciones del 0,17%… son el 99,93% y son personas. Somos el 99,93% de personas de una comunidad que lo único que hemos hecho es buscar un lugar donde trabajar, hacer amigos, compartir, estudiar, enamorarnos, respirar… vivir. Nuestra regla, no puede ser descrita por la excepción.

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