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El retorno necesario

Por @nancyarellano 

 
Entonces los muertos podrán volver, pues todas las barreras entre muertos y vivos están rotas (…) y volverán, (…) como entonces está en preparación una nueva Creación, les es dado esperar un retorno a la vida, duradero y concreto. 

Mircea Eliade «El mito del eterno retorno»

Hoy más que nunca, hay que retornar a la política y entender su papel
igualador. En Venezuela, estamos en medio del discurrir de una guerra:
asimétrica, multidimensional, interdependiente, con y sin cuartel, y donde ellos borran todas las reglas; donde las facciones se multiplican y los cobardes pactan, y es imperativo asirnos de lo más concreto, los principios que validan y legitiman a los liderazgos dentro de la República. Lo que hace del Estado ser Estado. Estos principios no son etéreos, no hay nada que inventar, todo está escrito en el derecho internacional y en las constituciones. No es una aspiración, es el resultado de más de 500 años de realidad política. De un siglo XX que escribió con sangre la importancia de las instituciones y la democracia en Europa. Y Venezuela es un país donde hoy se escribe la versión contemporánea de aquél terrible sistema.


El retorno a estos principios es, como punto de partida, paradójicamente, lo
que nos une en democracia. La Venezuela democrática se volvió una suerte de Ítaca y algunos marineros sucumbieron al canto de las sirenas. Sin embargo, hay suficientes cuerdas para amarrarnos al mástil quienes tenemos a Ítaca presente.  Retornar no es un acto involuntario y no es una decisión ligera. Volver implica, un viaje y tener a dónde volver.  El retorno impone el compromiso de llenar los espacios vacíos y ejercer en función de lo que se busca recuperar como Estado: proteger al ciudadano. La validez del Estado está en su capacidad para proteger, ese es el pacto mínimo.

La Venezuela democrática es una Penélope que espera pacientemente
tejiendo la más preciada prenda: el tiempo.  No implica eso que no haya dolor, impaciencia, molestia, tristeza… porque la hay. Pero es constitutivo de la mínima noción de Estado que garantice la seguridad de sus ciudadanos. Tanto como es constitutivo de la Venezuela republicana la búsqueda de igualdad. Parece una obviedad; pero en la práctica, no lo es. 

La Venezuela de aspiración democrática es una Venezuela igualitaria, inconforme, consciente de los recursos que posee y cuya mentalidad colectiva exige y demanda, igualdad. El mayor error de quienes han pretendido destruir la democracia es no entender que la esencia de nuestra historia republicana radica en que «todos somos iguales ante la ley» a que «todos los votos valen igual» a que «todos tienen derechos» y que nuestra tolerancia a las «élites» es minúscula como colectivo. Tan minúscula que hasta en la construcción de élites hemos buscado la igualdad; no creemos en élites predestinadas o de legados.

 
Y es detrás de esa igualdad que reposa nuestra noción de libertad y de propiedad. «Todos tenemos el mismo derecho a ser libres» «Todos tenemos derecho a ser y a tener».  Y ese es el talón de Aquiles que tendrán las pretensiones comunistoides y las ultraliberales.

Venezuela es igualitariamente libertaria y propietaria. Y es capaz de tolerar un ratico a la élite siempre que la élite no amenace a la igualdad como aspiración; el derecho a ser igualmente libres e igualmente propietarios. Si cualquier grupo que detente el poder para sostenerse, requiriese aumentar
contrastes y negar la igualdad, está condenado a fracasar. 

El éxito de Bolívar – y su fracaso- radicó allí. Los conflictos del s.XIX estuvieron ahí. El éxito del Gomecismo como sistema – y su fracaso- estuvo allí. Él éxito de la Revolución de Octubre y del trienio, estuvo allí y la condena del perejimenzmo estuvo ahí. El éxito de la democracia bipartidista – y su fracaso – se entiende allí; el éxito del chavismo – y su fracaso- está allí. No podemos a estas alturas permanecer en el ciclo, eterno retorno, sobre el punto. 

Bandera cubana ondeando ante las milicias venezolanas

Espero podamos romper la inercia y creo que el punto de inflexión está en algo: La memoria. Para todo viaje es necesario definir el destino y acordar la ruta. Ese es el primer paso. Hoy quienes ocupan la dirección, los múltiples líderes de las fuerzas democráticas, deben entender que el pacto es por defender esos principios que arrancan, en su ejercicio, con elecciones auténticamente libres para todos y en condiciones de imparcialidad del árbitro. Cualquier tolerancia puede terminar sepultando a los tolerantes.

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Partidos, Movimientos sociales y políticos: esencia de la conciencia democrática

Hay quienes abogan por una sociedad «monopartido» como algo democrático. Jamás se ha visto tal cosa en una sociedad que internalice el valor capital que es la democracia. Tampoco lo es una sociedad sin actores sociales que, sin querer el poder, eleven sus voces por reclamos o peticiones en favor de un proyecto, ley, medida o ausencia. Los movimientos sociales se definen como: «…comportamientos colectivos y movimientos sociales constituyen intentos fundados en un conjunto de valores compartidos para redefinir las formas de la acción social e influir en sus consecuencias. Comportamientos colectivos y movimientos sociales difieren según el grado y el tipo de cambio que intentan provocar en el sistema y según los valores y el nivel de integración interna…” (Bobbio, Matteucci y Pasquino, 1991:1015).

Por su parte, un movimiento político es un movimiento social que opera en el campo de la política, de forma estandarizada y organizada, pero sin la rigidez de un partido y sin pretender la «búsqueda del poder». Es decir, es un actor del juego político que persigue aglutinar en colectivos -integrados- una serie de demandas/peticiones hacia el poder político. Tienen entonces como primer motivador la satisfacción de necesidades, la corrección de políticas públicas ineficientes o la activación de políticas públicas que consideran necesarias para el colectivo.

Estos se vuelven una suerte de grupo de presión social organizado, por tanto, más eficiente. ¿Y por qué son pertinentes? Lo son porque -sin riesgo o costo partidista- y con mayor celeridad, pueden asumir posiciones y realizar exigencias, contraloría social o elevar propuestas de satisfacción social. En fin, operan de forma más dinámica y no responden a disciplina partidista sino que se guían por valores compartidos y con un sentido de cohesión de intereses. Son actores sociales. Por esto, son diversos. Entre los ejemplos citables está el movimiento feminista, el movimiento ecológico, el movimiento de izquierda o los pro-globalización.

Lo importante en este caso es que los movimientos sociales democráticos no eleven peticiones excluyentes, degradantes o contrarias a los valores de la Constitución del país donde se encuentren. En estos casos,al ser contrarios a los valores constitucionales, lejos de ser un ingrediente deseable para la mixtura de la democracia, se vuelven nocivos. Por ejemplo el Movimiento Neonazi o el KuKluxKlan (ambos profundamente racistas, clasistas, violentos y hasta criminales). En su salud, los movimientos sociales que se enlacen con los partidos, garantizan la vigencia de éste.

¿Y qué diferencia a los movimientos sociales de los partidos? Lo primero es el fin. Los movimientos no aspiran a ser gobierno. Segundo no responden a una estructura sólida que deba jerarquizar temas, medir posiciones o evaluar costos. Sino que funcionan de forma más orgánica, maleable y adaptable según el tema y localidad. Los movimientos sociales (temáticos o políticos) pueden asirse de los propios partidos para comunicar sus preocupaciones y funcionar como bloque frente a una demanda, o bien actuar solos como parte de la población afectada con exigencias directas, organizadas, sustentadas y con proposiciones.

Los partidos además presentan una tesis política, sustentada en una ideología y persigue poner en práctica esa tesis en la transformación social a través de la obtención del poder. Los movimientos sociales garantizan la vitalidad de las opciones políticas, su actualización y conexión con grupos de interés pertinentes.

¿Y por qué son importantes los partidos? Así como la organización social -sea en movimientos, grupos de presión, comportamientos colectivos- es importante para elevar demandas; los partidos organizados son fundamentales para estabilizar el sistema, defender los intereses de los diversos grupos al representarlos en los órganos de poder. Los partidos políticos son la base del sistema democrático, su diversidad ideológica permite el debate -por un lado- pero además asegura la protección de los diversos grupos y la no-afección a las minorías (discapacitados sensoriales, físicos, psíquicos, o minorías de género o sexuales).

En un país democrático siempre encontraremos partidos diversos que deben sentarse a discutir el proyecto país; conciliar las demandas y propuestas. Normalmente hablamos de partidos muy variados; que van desde el corte liberal, social e incluso, «radicales» de derecha o izquierda (radicales en ideas pero jamás con acciones paralelas al sistema). El pluripartidismo es muy deseable -si no esencial- en democracia. Así mismo lo es la existencia de partidos fuertes que representen a las mayorías sin pisar a las minorías.

Lo preocupante viene cuando un solo partido, sin respeto a la Constitución, con una mezcla ideológica que no permite comprender muy bien dónde se sitúa, se hace con la mayoría social, y la mayoría parlamentaria. En esos casos -como la Alemania Nazi, la Rusia Soviética o la Cuba Comunista- la bancada mayoritaria pudiese amenazar al sistema en vez de contribuir a la democratización.

Históricamente los partidos radicales que toman las mayorías -a través de la verborrea demagógica- dificultan y entorpecen el proceso de democratización de las instituciones, a veces, hasta lo anulan. Se trata de que entonces la bancada mayoritaria, lejos de contribuir al fortalecimiento plural, imponen su criterio y, en el peor de los casos, empiezan a tomar a la ligera al «Pacto Social», al «Poder Soberano» que es La Constitución. Única soberana real (también es importante cómo se adoptó la Constitución, cuáles son los valores que contiene y cómo defiende al ciudadano frente a las indemnidades ante el poder).

Los únicos partidos que históricamente velan por el pluralismo consensual -básicamente porque deben practicarlo a lo interno en primer lugar- son los partidos socialdemócratas. Si no lo hacen, mueren.  Esto debido a que la ideología les impone la aceptación de mayorías y minorías, el pluralismo, el policlasismo y la solidaridad social.

Pero pensar en una sociedad donde los partidos socialdemócratas sean los únicos del juego, también suena a falta de democracia. El hombre por definición siempre desea -en mayor o menor medida- protagonismo, por lo cual siempre habrá discenso en determinadas posiciones que llevará a unos o muchos a constituir nuevos partidos. Normalmente hay grupos que defienden intereses muy particulares como prioridad: Ej. Partidos Obreros, Laboristas, Verdes, Liberales etc.

¿Y entonces por qué si todos los intereses están en los partidos es importante los movimientos independientes? Son importantísimos en tanto que no giran en torno al tema del PODER político y cohesionado. Sino al tema de lo SOCIAL y el poder disgregrado; no buscar realizar un proyecto/tesis política sino al satisfacción de las necesidades/demandas sociales.

En pocas palabras: mientras los partidos dan curso y estabilidad, los movimientos sociales hacen de guardian del interés común, del interés de las comunidades, de los grupos, de los factores. Son el recordatorio para que los que detentan el poder sepan que el real poder democrático está en el Pueblo Grande. Aquél que incluye a todos los factores, no sólo a unos pocos. Democracia es internalización efectiva y acción propiciadora de bienestar para todos.

Prosperidad y Realismo Económico (Comentarios Latinoamericanos para una Economía Socializada)

Creí el fuego de mi vida apagado
y removí la ceniza…
Me quemé la mano

Antonio Machado.

Nada acaba hasta que lo olvidamos.
Problemas: siempre.
Conformismo: nunca.
Mientras pensemos en el mundo
hay esperanza
El día que no señalemos qué está mal
o estamos en dictadura
o estamos muertos: es lo mismo ¿no?

Nancy Arellano

Hace unos días publiqué un video de TED sobre una charla de Tin Jackson, creo trae a colación muchos temas.

«Prosperidad con esperanza» Jackson cuestiona el modelo económico actual haciendo ver que nos consumimos en un modelo materialista y que los espacios que nos permiten remitirnos a lo humano se ven desplazados, finalmente, por un modelo que nos ahoga en su rapidez, innovación y atrofia social; en el sentido de superponer el individualismo al colectivismo.

«Hemos cambiado nuestra prosperidad socavándola por lo económico» Lo económico, reconoce Jackson, es esencial; no podemos hablar de prosperidad sin poder cubrir las necesidades básicas. Pero ¿Hasta qué punto el mundo actual -en términos de consumo- está garantizando el futuro?

«Incremento de las emisiones de carbono, lo único que la ha detenido es la recesión.» Jackson hace énfasis en el impacto ambiental. De aquí que «la recesión no es esperanzadora» a nivel económico lo sea a nivel ambiental. Básicamente porque ha disminuido la producción y con ello la polución del ambiente. No obstante se comprende que el camino no es la constricción económica, sino hallar un lugar, en medio del camino hacia la satisfacción de las necesidades básicas y creadas para garantizar el futuro.

Dilema del crecimiento: destrozando el planeta. El crecimiento económico no puede hacerse cueste lo que cueste. Aquí yo apuntaría que más allá de “Revisar las cifras”, se hace necesario revisar los medios. La «mano de obra barata» o la trasnacionalización de las empresas tienden a vertirse sobre un corpus de prácticas que, en aras de la reducción de costos, literalmente sostienen la pobreza en muchos lugares. Muchos alegarán la tendencia mundial, la estandarización de los beneficios laborales e incluso las mejores prácticas en términos de eficiencia; otros hasta podrían hablar de una movilidad social sin precedentes. Pero ¿Es acaso suficiente? ¿Es cónsono con la era de la información? En estos días leía SuperFreackonomics; y ciertamente este es el mejor momento en el que pudimos vivir, el impacto sobre la pobreza no tiene precedentes. La igualdad estandarizada, y hasta el impacto ambiental es discutible. ¿Pero es cónsono con toda la información y logros en materia de Derechos Humanos?

¿Qué tanta tecnología necesitamos para crecer? pregunta Jackson. Yo creo que toda la posible. Yo creo que el límite para la creación es un absurdo. Siempre necesitaremos crear, eso también es cónsono con lo humano. Crear es lo que el hombre ha hecho desde que tenemos registros. Lo que creo que es necesario poner sobre el tapete es ¿Cuáles son los problemas que motivan nuestra creación? En este sentido es que es interesante (a propósito de Super Freackonomics) el papel de las empresas como IV (Intellectual Ventures) que buscan crear soluciones a los problemas más apremiantes (desde los huracanes hasta el «calentamiento global») Lo que ellos llaman «soluciones baratas y simples». En este sentido es que apoyo completamente lo que Jackson comenta «una clase política que se sensibilice ante las necesidades» Pero el cambio de paradigmas para una innovación al servicio de todos no es tarea de todos. Y sé que quizá esto suene radical, pero es así desde que la democracia existe (y siempre, siempre ha de ser representativa). Lo importante sería repensarnos (al estilo de los japoneses) cómo por ejemplo la tecnología militar puede estar al servicio de estas soluciones (o sus presupuestos, en términos monetarios…) ¿O ud. se molestaría si el presupuesto militar de la nación va a destinarse para la «descontaminación ambiental»?

Jackson habla de que producimos «770 gramos de carbono en la actualidad» y la meta es 130grs. no soy especialista en el tema. Pero, más allá de si los niveles de carbono son o no el problema (insisto en que recientemente leí Super Freacknonomics y en éste hay un planteamiento «divergente» a lo planteado por Jackson o por Al Gore) lo que sí es un punto en el tapete es cómo hacer que las generaciones venideras puedan contar con los recursos para «prosperar».

Luego nos habla del «Flujo circular de la economía: papel de la inversión» y aquí es interesante el asunto. Jackson nos habla de que se «Estimula el crecimiento del consumo» y claro que se estimula! Medios de comunicación, afán de saber… ¡Hoy día contamos con la mayor democratización del conocimiento que haya existido! Y eso es…. ¡Magnífico! ¿Cómo podemos juzgar al ser humano por desear cosas? Evidentemente Jackson sabe de lo que habla y no se trata de frenar el materialismo. Se trata de ampliar el deseo y abrirlo hacia las cosas que van más allá de lo meramente material. Una frase espectacular: “Nos persuaden de gastar dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos, para crear impresiones efímeras en personas que no nos importan” Y sí, es cierto. Pero ¿quién tiene derecho a decir qué o qué no necesitamos? ¿Qué es la felicidad? La Novedad definida como «destrucción creativa» es una insensatez (pido disculpas al Sr jackson) pero es cierto. Hay un pasaje especialmente llamativo en el libro de Super Freackonomics en donde se habla de la cantidad de caballos que existían en New York a principios de siglo, y que el estiércol producido por éstos era tal, que se volvía una calamidad! O por ejemplo, el metano que producen las vacas con sus heces y gases (que es más contaminante que los automóviles)…. Hay muchas variables a considerar. La «destrucción creativa» no está ni en el consumo, ni en las empresas. A mi parecer empieza por la educación, y la falta de interdisciplinariedad de ésta. A propósito de ello, en otro libro recientemente tropezado «El Elemento» (de otro británico: Ken Robinson) se habla de la falta de creatividad que la educación garantiza; porque hay una «jerarquía de conocimientos» donde lo matemático y científico se superpone al humanismo. Las cosas no pueden cambiarse desde las empresas o los políticos, debe cambiarse desde las escuelas y las familias. Lo cuantitativo es lo que nos carcome… lo cualitativo es la carencia.

Jackson prosigue «Los seres humanos tienen inclinación por lo nuevo. Las cosas materiales funcionan como lenguaje. Códigos de éxito: status». Sí, claro que es así. La novedad siempre ha sido una ley, desde la religión que se ha ido reinventado con el paso de los años hasta la idea de Estado Nación. Siempre las estructuras han sido mutables y hay una razón simple e ineludible: la cultura es dinámica, la psique lo es. Y desde Stonehenge hasta el último modelo de la MacBook Pro son muestras de nuestra civilización. Y todo lo material, empezando por nuestro cuerpo es lenguaje (otro de esos textos que han estado «innovandome» es el Arte de la Fascinación de Sally Hogshead) donde se habla de cómo la risa funciona en los seres humanos, cómo transmite así sea por el teléfono, cambiando nuestro tono de voz y produciendo un efecto al otro lado de la línea. La fascinación pasa por todos los códigos de éxito, por la forma de caminar, de hablar, vestir, mirar. Y cada cosa, el color, textura, y forma de nuestra blusa habla de nosotros. Y pensar que el hecho de que lo material juegue un papel es nuestras vidas es asumir que somos seres seducidos por lo estético. La renuncia a lo estético, al arte de contemplar lo bello, definirlo y redefinirlo, sería renunciar al arte, a la ciencia y a la humanidad misma. ¿O acaso no es igual de «humano» (en esencia) un ingeniero informático que crea un sistema que brinda una solución a un problema práctico que un artista que descubre la perspectiva con el «esfumato»? Lo que quiero decir es que lo importante es una medida arbitraria, y ene este modelo económico-político-social tenemos la posibilidad de ser un gran número de arbitros. ¿Que hay quienes concentran el poder? Sí. ¿Pero cuál es la razón de ese poder? Para mi, lo que Hesíodo, sí el poeta heleno posterior a Homero, llamaba «Eris buena» es decir: la competitividad sana. ¿Quién era Steve Jobs, Warren Buffett, Bill Gates, o Thomas J. Watson antes de Apple, Berkshire Hathaway, Microsoft, o la primera de todas, IBM? Simples mortales con ua visión y un mundo donde no hay límites. Si tomáramos nombres de la antiguedad «famosos» veríamos que, desde Platón hasta el mismo Marx están apoyados en razones más allá de su ingenio! El primero por descendiente de los aristócratas y el último por ser financiado por Engels (quien era dueño de un «medio de producción» -entiéndase fábrica-de telas en Manchester -donde había proletarios por cierto y no eran socios-)

Peor volviendo al tema: Jackson señala que en la «Aspiración de poder consumir lo que queramos. Hemos expandido deuda y crédito». Sí, claro! El modelo económico actual plantea tener algo que incluso se llama «ganancias pasivas» es decir, invirtiendo en acciones de la bolsa o teniendo patentes de productos creados podemos ganar dinero «SIN TRABAJAR» (in situ, al momento) imagine la contrariedad que esto causa… supongamos además que una empresa desea «invertir» en investigación y desarrollo. Tiene una excelente idea, pero no posee capital. ¿No debería recurrir al crédito y deuda? Ahora pensemos en una persona que está trabajando, que se esmera en su trabajo y que obtendrá en diciembre sus utilidades. (ella invierte durante el año un tiempo preciado y obtiene parte de la paga total; hay un diferencial en lo que cobrará después) ¿No puede usar sus tarjetas de crédito para comprar hoy e ir pagando?

Usted dirá que mi argumento es simplista. Y sí, lo es. Pero la razón es la siguiente: el problema real está en cómo educamos a nuestra gente para manejar esa oferta de crédito, de deuda que hay en el mercado. El problema real es por qué incentivamos a la gente a querer cosas y no a querer poder tener esas cosas. Es un problema de enfoque que es no de las macroeconomía ni de la microeconomía sino de las finanzas personales, la psicología del consumo y de la autosuperación personal. Finalmente del acto no altruista sino «realista» de cómo percibimos la importancia de la labor del otro.

La «Deuda Privada aumenta y el ahorro cae (caso británico)» Cuando Jackson hace esta aseveración ciertamente se refiere a un problema clásico. Ahorro = Inversión. Si el ahorro cae los bancos tienen menos posibilidad de prestar a tasas competitivas dinero a las empresas para inversión (nuevamente en términos simplistas)pero hasta qué punto el ahorro es saludable. «¿Qué quiere hacer la gente en la crisis?» pregunta Jackson.»Pensar en el futuro. La gente quiere entonces ahorrar, pero ahorrar no se plantea como la solución. El ahorro desacelera la economía.» Responde él mismo. Y sí, es cierto parcialmente. Hay un grado de ahorro vital para cada núcleo familiar, para cada individuo. Pero hay un ahorro inútil para el individuo en tanto que no favorece a éste en términos de apalear la inflación internacional (ni hablemos de algunos casos latinoamericanos) ¿Y cuál podría ser la solución? Un camino medio, que equipare la inversión al ahorro directamente. Donde podamos involucrar a ese individuo en la gama de la «creatividad creativa» para invertir en esas empresas que crean; y obtener beneficios de ello. Democratiza la inversión minoritaria realmente. ¿Y dónde quedarían los bancos? Ese sí es un tema que involucra el «timing» en un mundo donde pasan miles y millones de transacciones por minuto. Creo que aún contando con menor ahorro personal y más capital empresarial podrían obtener jugosas ganancias que sus accionistas pueden invertir en otras empresas. Esto es lo que yo llamaría la «ECONOMÍA DE SOCIALIZADA» Una economía de redes. Es decir donde todos participen en diversas proporciones de los agentes económicos.

¿No le gustaría un mundo de más soluciones? Es muy fácil hablar de los problemas… difícil es pensar directamente en las soluciones posibles a partir de lo que ya tenemos.

No hay que cambiar al mundo: hay que entenderlo.

Ésa, al menos, es mi humilde opinión.