La ciudad no es la misma si no escucha tus pasos. Encuentra golpeteos parecidos que a veces pueden confundirse con reminiscencias de lo que hemos sido. Quizás ya no somos. Aquél que dijo que tú y yo ya no somos los de ayer, se confirma. Cada día da la vuelta y siente un morboso placer en cambiarnos. Basta una palabra llave, un gesto, una caricia, para transformar el rostro o volverlo melancólico. Comienzas a aparecer ante mis ojos, con formas diferentes, o quizás solamente, extraño tu olor.
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Angelicus
Todo ángel es terrible (…)
Nuestra vida avanza transformando(…)
R.M.R
Es como si te conociera,
o tal vez simplemente es la necesidad de conocerte,
— conocerme a través de ti—
re co no cer me
des co no cer me
el acto egoísta e impío del ego
o las causalidades de la vida
para seguir cambiando.
¿Una razón para dormitar pensando- te?
o para despertar ante la terribilidad de la belleza.
¿Qué sabes del amor?
Un poema perdido en un tiempo pasado, un poema que recuerda la importancia del reencuentro y el empeño; un poema que me habla de la fortuna y de la imposibilidad de tenerte lejos.
À toi.
Qué sabes del amor cuando lo abandonas,
qué sabes del amor cuando no ves que aquí estoy
qué sabes del amor que te acepta, y te abre
cuando te cierras enteramente al interior.
Qué sabes del amor cuando te estorba
cuando evades la mirada hacia un mundo hostil
cuando olvidas las palabras, que significan algo
cuando sólo provocas ganas de dormir.
Qué sé del amor aquí amándote,
cuando estoy sola por las noches intentando verte;
qué sabemos del amor, si no hay cercanía
y somos dos extraños que se empeñan en la nada.
Lizano de Berceo el poeta libertario #PoesíaHispana
Un poeta de propia voz, barcelonés de nacimiento y muerte, una joya que pocos conocen, claro y apegado a la más importante de las prerrogativas del hombre: la libertad. Dejo este domingo a Jesús Lizano, para que comparta un café con ustedes a viva voz… Con dos poemas maravillosos…
LLEVO LOS BOLSILLOS LLENOS DE CAPITALES DE BARCO
Llevo los bolsillos llenos de capitanes de barco,
los ojos llenos de directores de orquesta,
miles de músicos y de marineros me salen por las orejas
y asoman por mi barba centenares de violines y de palos.
Abro las manos y saltan un sinfín de contramaestres,
miles de solistas aparecen cuando me quito zapatos.
Mezclados con mis lágrimas se suicidan cientos de grumetes,
en incalificable muelle se convierten mis labios.
Sarcásticos músicos se sientan en mis dientes,
vomito tripulación entre mis risas.
Qué estrangulación de arpistas por mis cuerdas
mientras las inconmensurable plaza de mi barriga se llena de sillas.
De oreja a oreja tienden sus ropas los navegantes,
piérdense los instrumentos por el sotobosque de mis pelos.
¡Uuuuuuuuu! ¡Uuuuuuuuu!, pitan las sirenas de mis sueños;
¡Chin!, ¡Chin!, cosquillean las flautas por mis partes.
Voy desprendido peces y notas por mis estalactíticas fosas nasales,
se atropellan en mi garganta las cajas, las barricas.
Tierras extrañas anuncian las gaviotas fugaces
y miles de palomas zapatean desde las orillas.
Me meto en la cama y sorprendo a miles de sirenas,
saco los brazos y me acribillan arcos afinadísimos.
Cierro, por fin, los ojos y se callan todos los músicos.
Lo último que oigo es el balancearse de las velas.
(De los 70)
TODO VALE
Todo vale.
Que sí. Que todo vale.
Estoy harto de tanto sólo vale:
esto vale, esto no vale,
vale aquél, aquél no vale…
¡Todo vale!
Lo sé, lo sé: éste es el mundo
del sólo vale:
siempre hay unos que deciden
lo que vale y lo que no vale.
Sólo es eso: siempre hay unos
que imponen
lo que vale para ellos.
Y lo otro, no vale.
Ellos:
¡los pontífices! ¡los honorables!
Pero todo vale. Todo vale.
También en este mundo
estamos los del todo vale.
No nos querrán. Para ellos
seremos los que no vale
pero así va ese mundo,
el mundo del sólo vale.
¡Aquí nos salvamos todos
o aquí no se salva nadie!
Que sí, lo sé: todo vale:
Todo vale, mamíferos:
¡todo vale!
(De los 80)
De aquí a la eternidad por Cristina Peri Rossi #Literatura
No he amado las almas, es verdad,
sus pequeñas miserias
sus rencores sus venganzas
sus odios su soberbia
en cambio he amado genrosamente
algunos cuerpos
mi amor los ha embellecido
más que el maquillaje
mi amor los ha enaltecido
siempre es más fácil amar un seno flácido
un ojo ligeramente estrábico
que el mal carácter
la mezquindad
o el narcisismo
llamado otrosí ego.
No he amado las almas, es verdad,
sus pequeñas miserias
sus rencores sus venganzas
sus odios sus soberbia
en cambio
he amado hasta el éxtasis
algunos cuerpos
no necesariamente hermosos.
Caótica escritura
Caos…
Recuerdo el momento en el que leí por primera vez sobre el caos. Una palabra maravillosamente atormentante, están todos los elementos para que exista todo pero, su desorden, le hacen nada. La nada circunstancial porque no puede demostrarse la inexistencia de algo. Sino su inutilidad. Entonces el caos es inutilidad. Pura y simple. El desorden no admite que se cumpla con la función de algo, el desorden hace que las relaciones en todos los sentidos sean inútiles. Y quien piensa que peco de utilitarista, en cuanto a la función de toda interacción y creación y que, el arte es inútil por excelencia, se equivoca. No creo en Bentham, ni Sartre, ni Nietzsche, tampoco me manden a hablar con Platón o con Aristóteles… no creo en ninguno más que en alguno. No creo en la nada, ni en el todo. Creo en los puntos medios de la convergencia y en que un orden, por encima de la circunstancialidad humana, mediata, mediocre y vivaz, termina de hacer encajar lo que debe ser encajado.
Creo en el caos… y en que la fuerza del Eros primigenio, ordena para dar paso al Cosmos.
Ahí la utilidad, la existencia, dejar el borreguismo, el ergón, la actualización de la potencia… el sentido.
Y seguimos contando los minutos… y persiguiendo la roca a veces, como un Sísifo demasiado abúlico.
NO TE DETENGAS #WaltWhitman
Es una de esas noches de trabajo aburrido, no todo puede ser apasionante, porque toda pasión impone un sacrificio. Lo creo, lo observo, lo vivo. Pero recuerdo a Whitman, y pasa el tedio -humano sentirlo rozar- lo miro de reojo, y le sonrío.
NO TE DETENGAS
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
«Emito mis alaridos por los techos de este mundo»,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros «poetas muertos»,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …
Versión de: Leandro Wolfson
La Balada del Café Triste (fragmento) #Literatura
» Ante todo, el amor es una experiencia compartida por dos personas, pero esto no quiere decir que la experiencia sea la misma para las dos personas interesadas. Hay el amante y el amado, pero estos dos proceden de regiones distintas. Muchas veces la persona amada es sólo un estímulo para todo el amor dormido que se ha ido acumulando desde hace tiempo en el corazón del amante. Y de un modo u otro todo amante lo sabe. Siente en su alma que su amor es algo solitario. Conoce una nueva y extraña soledad, y este conocimiento le hace sufrir. Así que el amante apenas puede hacer una cosa: cobijar su amor en su corazón lo mejor posible; debe crearse un mundo interior completamente nuevo, un mundo intenso y extraño, completo en sí mismo. Y hay que añadir que este amante no tiene que ser necesariamente un joven que esté ahorrando para comprar un anillo de boda: este amante puede ser hombre, mujer, niño; en efecto, cualquier criatura humana sobre esta tierra. Pues bien, el amado también puede pertenecer a cualquier categoría. La persona más estrafalaria puede ser un estímulo para el amor. Un hombre puede ser un bisabuelo chocho y seguir amando a una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw dos décadas atrás. Un predicador puede amar a una mujer de la vida. El amado puede ser traicionero, astuto o tener malas costumbres. Sí, y el amante puede verlo tan claramente como los demás, pero sin que ello afecte en absoluto la evolución de su amor. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor turbulento, extravagante y hermoso como los lirios venenosos de la ciénaga. Un buen hombre puede ser el estímulo para un amor violento y degradado, y un loco tartamudo puede despertar en el alma de alguien un cariño tierno y sencillo. Por lo tanto, el valor y la calidad del amor están determinados únicamente por el propio amante. Por este motivo, la mayoría de nosotros preferimos amar que ser amados. Casi todo el mundo quiere ser el amante. Y la verdad a secas es que de un modo profundamente secreto, la condición de ser amado es, para muchos, intolerable. El amado teme y odia al amante, y con toda la razón. Pues el amante está tratando continuamente de desnudar al amado. El amante implora cualquier posible relación con el amado, incluso si esta experiencia sólo puede causarle dolor.
(…)
La bebida de la señorita Amelia tiene una cualidad especial. Se nota limpia y fuerte en la lengua, pero una vez dentro de uno irradia un calor agradable durante mucho tiempo. Y eso no es todo. Como es sabido, si se escribe un mensaje con jugo de limón en una hoja de papel, no quedan señas de él. Pero si se pone el papel un momento delante del fuego, las letras se vuelven marrones y se puede leer lo que contiene. Imaginen que el whisky es el fuego y que el mensaje es lo más recóndito del alma de un hombre: sólo así se comprende lo que vale la bebida de la señorita Amelia. Cosas que han pasado inadvertidas, pensamientos ocultos en la profunda oscuridad de la mente, de pronto son reconocidos y comprendidos. Un obrero textil que no piensa más que en telar, en la fresquera, en la cama y vuelta al telar; este obrero bebe unas copas el domingo y se tropieza con un lirio de la ciénaga. Y toma esta flor y la pone en la palma de su mano, examina el delicado cáliz de oro y de pronto le invade una dulzura tan intensa como un dolor. Y ese obrero levanta de pronto la mirada y ve por primera vez el frío y misterioso resplandor del cielo de una noche de enero, y un profundo terror ante su propia pequeñez le oprime el corazón. Cosas como éstas son las que ocurren cuando uno ha tomado la bebida de la señorita Amelia. Uno podrá sufrir o podrá consumirse de alegría, pero la experiencia le habrá mostrado la verdad; habrá calentado su alma y habrá visto el mensaje que se ocultaba en ella.
(…)
La verdadera historia de amor es la que tiene lugar en el corazón de los amantes, y ésta nadie sino ellos pueden llegar a conocerla. El amor en todo caso es una experiencia en la que siempre conviven lo cómico y lo sublime. «
La Balada del Café Triste (Carson McCullers)
El minuto antes
el minuto antes se hace del silencio
luego se engendra la idea
fortuita
casual
causal
del encuentro del camino que el caminante mapea con cicatrices
en su cuerpo dormido
encallecido
– y aún sensible-
un cuerpo-libro-senda-silencio y grito
que desmembra las vivencias y se recrea
-cual mariposa-
para volar sin alas en el letargo
¿Cuántas vidas le quedan?
-no lo sabe-
¿Qué tan claro estás con Latinoamérica y sus oportunidades?
América Latina es una ficción, es pequeña para ser interesante, rural, está sobrepoblada; ¡no!, Tiene más bien muy poca población. Latinoamérica es machista, los latinoamericanos son flojos y su mezcla cultural es la causa de su subdesarrollo, además son poco educados, antidemocráticos, con profundas desigualdades económicas y muy pobres. Estos son los doce mitos que Rolando Arellano destruye con su libro “Somos más que siesta y fiesta”. Así el autor nos presenta esos mitos sobre América Latina que no son más que una visión “simplista y distorsionada” de la realidad.
Para empezar, nos alienta a ver el mundo en su justa dimensión. El territorio latinoamericano es más grande que China. Sí, la superpotencia económica del siglo XXI. Colombia es el doble de España, Perú duplica a Francia, Ecuador es más grande que Gran Bretaña. Sólo Brasil es casi del mismo tamaño que China. Son datos que permiten comprender que la idea de Latinoamérica, como una unidad, es una fuerte presencia a nivel mundial.
Otra idea bastante difundida es que América Latina no es más que un montón de países pobres que están en el subcontinente americano, y que eso es lo que tienen en común. Arellano nos invita a pensar ¿Qué tienen más en común, un español y un griego o un mexicano y un peruano? Hay dos hechos clave: el idioma español y la religión católica. Luego detalla sobre la urbanidad en A.L. y demuestra que es más urbana que Europa o Asia, con un 79% de su población total viviendo en ciudades.
La otra idea es esa imagen de una familia pobre con muchos hijos, mucha gente para pocos recursos. Nada más lejos de la realidad. Arellano nuevamente demuestra que A.L. tiene una densidad poblacional similar a Estados Unidos y muy por debajo de Europa o Asia. En contraste con esta percepción, está la idea de que A.L. tiene muy poca población para ser un mercado apetecible; Arellano nos expone un fenómeno por demás interesante. Él lo llama “bono poblacional” dado que actualmente América Latina tiene muchos jóvenes y poca gente mayor. Esto nos hará altamente productivos en poco tiempo, a diferencia de Europa donde la pirámide está invertida. Mientras Europa tiene 61 millones de jóvenes, A.L. tiene 109 millones en una población total de 650millones de habitantes frente a los 505 de Europa.
Luego aborda los típicos mitos latinoamericanos: machistas, flojos, poco educados, dictatoriales, pobres, muy desiguales y con una mezcla cultural que les impide desarrollarse. En pocas palabras señala Arellano que las cifras demuestran todo lo contrario.
El machismo es fácilmente rebatible dado que A.L. tiene una participación de más del 57% en la fuerza laboral por mujeres, cifra muy cercana a la de Europa con un 58.6%.
De la “flojera” latinoamericana, Arellano habla de cómo la construcción de indicadores afecta la supuesta brecha productiva que hay entre América Latina y el mundo. Si se usan estadísticas más realistas como el PIB Real o el PIB PPA per cápita, donde se evalúan los resultados con base en el poder adquisitivo las distorsiones del consto de vida en Europa o Estados Unidos frente a América Latina, dejarán ver una realidad menos distante. A esto hay que añadir un fenómeno bastante extendido en nuestra región: la economía informal.
Respecto al tema de educación Arellano habla de dos cosas: uno, que la realidad de años en educación, en el sistema, ha venido mejorando consistentemente en A.L. y dos, que es necesario analizar el “analfabetismo funcional” donde pese a las cifras de escolaridad, el comportamiento de países como Italia deja más que desear. El tema de la democracia es rebatible con una sola realidad: la mayoría de los países con excepción de Cuba se declaran y funcionan democráticamente.
En conclusión, el libro de Arellano es un texto para leer con calma, pensar un poco en la realidad que nos rodea y prepararnos para voltear y salir de la caverna, como dijera Platón. Muchas veces estamos acostumbrados a la visión eurocentrista o americentrista donde las únicas posibilidades de desarrollo pasan por la senda de la realidad europea o norteamericana. Cada región ha vivido un proceso cultural, histórico, político distinto; mientras Europa se formó a partir de los imperios y reinos, una sociedad de castas, luego de clases, donde prevalecieron las monarquías hasta casi el s. XIX en todo el territorio y hoy siguen latiendo… o bien una Norte América que se formó a partir de las persecuciones religiosas de esos reinados europeos. Nuestra Latino América es el producto de la pervivencia cultural de las civilizaciones precolombinas, las migraciones europeas colonialistas, la conformación de una sociedad mixta, y la migración de las guerras mundiales. Somos un producto diverso y distinto al mundo occidental pero contenemos tanta occidentalidad como cultura propia. Latinoamérica interpreta la occidentalidad desde su propia identidad. Eso hay que entenderlo. Les invito a revisar el libro de Arellano y mirarse en un espejo propio.