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Millennials y el reto de la interpretación creativa

Ya hay bastantes autores que señalan que la «creación», como invención absoluta, es cosa del ayer. Ya nada es creación o descubrimiento, así como Colón no descubrió América, sino que se tropezó con ella. La creación es cuestión de ego. La realidad es que todo es interpretación. Los Millennials sabemos esto, y lo asumimos con honradez intelectual. Para los religiosos el único creador es Dios. Para los agnósticos es una interrogante. Para los ateos la naturaleza -y sus fenómenos- ha creado todo, sin embargo aún seguimos sin explicarnos cuál es la causa primera. Pero, sinceramente, eso no nos preocupa realmente, porque el tema no es de pasado, sino de futuro. ¿Somos aún capaces de «interpretar» creativamente? A esto repondo que sí, en efecto. Y la urgencia de ello es que sólo la interpretación creativa permitirá la supervivencia del sistema.

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Pero cómo podríamos sistematizar esta tarea, cómo podemos darle un sentido desde las diferentes profesiones, cómo viabilizar el entramado actual de intereses y trasnacionalismo económico, social e intelectual? A todas estas preguntas puede responderse se la misma manera.

Primero que nada hay que comprender dos factores que operan como base: la política y la economía. Dos hermanas gemelas que se disputan quién nació primero, yo particularmente creo que la pregunta es necia, al final sea el huevo o la gallina, ambas existen, coexisten y se requieren para continuar su ciclo vital y reproductivo. Hoy día yo añadiría una tercera hermana: la tecnología. Y con ella en mente, el poder y razón esencial de la concientización de la generación Y en su papel decisivo, tanto en la política como en la economía. Estamos en la era de la información y es por ello que los Millennials tienen la antorcha para hacer del sistema viable y sustentable. Vemos cómo influyen hombres y mujeres de Silicon Valley en la opinión general sobre asuntos no relacionados, por ejemplo la solidaridad con el terremoto en Chile, el matrimonio igualitario o la investigación sobre células madres. La información y el poder económico abrazan al poder político, pero no es menos cierto que los cambios en la Casa Blanca o un Papa latinoamericano, influyen en las percepciones y confianza en un país -o varios-

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Estamos ante la generación más abiertamente «opiniática» pero no siempre la mejor -en términos de calidad- informada. Estamos en la era de la información, y no por ello estamos mejor preparados para emitir opiniones. Internet es una bendición, pero también un espacio anárquico. ¿Estoy hablando de censura? Jamás. Hablo del desarrollo de criterio, y éste viene de la mano de la formación. La urgencia es formarnos cada vez con mejores y mayores estándares; y exigir bases a todo lo banalmente argumentado.

Creo que el reto actual pasa por la interpretación creativa, por el foco y el estímulo a pensar creativamente. Pasa por aprender a medir con la vara correcta el peso de las palabras, de las afirmaciones, de las argumentaciones e inclinarnos a comprender la multipolaridad de todos los problemas. El tema político, el tema social y el tema económico. Recuerdo un profesor del colegio que nos decía que un científico que no sepa nada de humanidades es un ignorante y un humanista que no sepa de ciencias es un estúpido. Nadie alega con esto que tengamos que ser especialistas en todo, muy por el contrario se trata de tener la capacidad de discernir y sopesar correctamente las materias de especialidad, nuestra y de los demás. Para valorar, para comprender y para delegar o rechazar la improvisación que tanto daño hace a la sociedad, para dejar de subvalorar al otro o de pretender que podemos engañarlos. O pregunten a Volkswagen en estos días…

Si es cierto que somos una generación más consciente esperemos que tengamos además una conciencia creativa… para resolver los problemas que la lógica de masa que los boomers han dejado.

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Millennials y poiesis: divagaciones nocturnas

Cfr. «Tu sabes que la idea de poiesis (creación) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que haga pasar cualquier cosa del no ser al ser es creación, de suerte que también los trabajos realizados en todas las artes son creaciones y los artífices de éstas son todos poiétai (creadores)…Pero también sabes -continuó ella- que no se llaman poietai, sino que tienen otros nombres y que del conjunto entero de la creación se ha separado una parte, la concerniente a la música y al verso, y se la denomina con el nombre del todo. Únicamente a esto se llama, en efecto, «poeisis» y «poietai» a los que poseen esta porción de creación.»
La obsesión de los Millennials -como de los modernos y post modernos- es la creación. Hoy solemos pensar en la palabra de moda: innovación. ¿Pero qué hay de innovador en la innovación? Básicamente, nada. De Schumpeter para acá la innovación es, en esencia, el alma inmortal del capitalismo y la forma de infundir vitalidad a la competitividad globalizante. La tecnología ciertamente vino a insuflar vientos de cambio a la post modernidad y a plantearle horizontes más amplios que los incipientes grupos de burgueses con fábricas y máquinas a vapor. 

El siglo XX inicio con una apología a la velocidad, al rayo y al rugido de los motores. El siglo XXI, con una profunda globalidad ya lingüística, racial y económica, a las realidades de ciencia ficción, lo tecnolúdico y los gadgets. Y nosotros, los Millennials, formamos entre blogs nuestros cadáveres exquisitos y fumamos el opio de información multiplataforma donde queremos entrar «triunfales» como el recién descubierto urinario como statement de la «nueva postura».

Vuelvo a Grecia. Finales. Sin la búsqueda del mundo de las ideas platónicas o el método aristotélico; en el eclécticismo helenistico: Alejandro y la conquista de Egipto. Hemos fusionado a los dioses del siglo XV hasta el XX.  Queremos museos y destruir museos, queremos la velocidad y también lo bucólico, el pavimento que alza la selva de concreto y cuidar las especies de ficus en extinción, queremos que la palabra sea llave y también las princesas convertidas en top model en un reality de sábado… Queremos los 7 hábitos de los altamente efectivos y las frases de un Cohelo que se calca… Queremos sentir a Dios cerca y también hablar con Zaratustra… Queremos likes en Facebook y las viejas miradas de lado a lado en una disco. Queremos rock y electro, queremos probar El Banquete de mil cuerpos y llegar luego a la contemplación. 

Pero también queremos… Que la escala dure los 9 segundos que soporta nuestra concentración en una pantalla. 

Y en medio del caos… Queremos innovar, crear: poiesis.

La mirada amplia y desprejuiciada de la masa es la gran innovación de este siglo: esperemos los frutos del acercamiento de muchos mundos en el ciberespacio. 

Lo demás se repite y en cúmulo y en la memoria, se crea nuevamente o renace. 

Four Millennial Marketing Myths

This is an article from Direct Marketing News, but I think is a short, but valuable, analysis about this generation. So, I share with you people, because this world is about all: art, poetry, politics, business and love… we need to know better our enviroment…

Remember… «see, think, rethink and then, only then, do»

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Four Millennial Marketing Myths

There’s a major demographic shift happening in the United States—one that marketers can’t afford to ignore: The millennial generation is an estimated 86 million strong in the U.S., and these 18- to 33-year-olds are already making an impact on the social, political, and financial scenes. Accounting for nearly $1.3 trillion dollars annually in consumer spending, according to the Boston Consulting Group, millennials are demanding the attention of marketers across multiple industries.

Norty Cohen, founder and CEO of digital ad firm Moosylvania, says the challenge for marketers is to bust past the myths about millennials and make true—potentially lucrative—connections. “Every part of a brand’s personality needs to come across as being genuine, real, and connected to the same things that millennials are interested in,” Cohen explains. He urges marketers not to make assumptions and to stay away from traditional messaging—which he describes as campaigns that only disseminate messages and don’t tap into the zeitgeist of young consumers. “This is a generation that grew up digitally savvy with a constant slew of messages thrown at them. So there’s no singular message that’s going to connect with them as they multitask on multiple screens.”

Cohen says although there’s no cookie-cutter method for marketing to millennials, dispelling some common myths will produce campaigns that resonate with this generation. Here, the digital strategist dispels four millennial marketing myths.

Myth: Millennials purchase on a whim.
The facts: There’s no doubt this generation of young adults is dealing with some hard financial realities. Millennials are more burdened by financial hardships than the two previous generations—with higher levels of student loan debt, perpetually inflated unemployment rates, and lower levels of personal wealth. With so much financial pressure, millennials tend to research before they purchase. “Marketers can tap into this group with the ability to give them simple pleasures that don’t cost much,” Cohen says. “Look at brands like Starbucks, Gap, Walmart, and even Kroger—all named top brands by this generation. Marketers at those retailers are finding ways to connect and tap into what money millennials do have.”

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Myth: Millennials are easy to win over.
The facts: A recent study on millennials by the Pew Research Center reports this generation is less trusting than older Americans—with just 19% saying that most people can be trusted, compared to 31% of Gen Xers and 40% of Baby Boomers. That more cautious attitude can also extend to brands. Cohen says marketers can break down the barriers through real connections. “They know when they’re being marketed to and when they’re being friended,” Cohen says. “Millennials will often stay loyal to brands that aren’t necessarily the most famous but brands that connect to them. If you’re able to cross the friendship line, the brand affinity is tremendous.”

Myth: Millennials are independent buyers.
The facts: Cohen says 85% of millennials in a Moosylvania nationwide survey of 1,000 people reported that they live with someone else—including parents, roommates, and partners. “There’s always a social community around them, and there’s always a digital community around them. So as they follow brands and choose to purchase, the thing for marketers to understand is that millennials are constantly seeking reassurance.” He says that with 57% reporting that they tell friends about their purchases, and 44% admitting they like to show off what they’ve bought, marketers should know that millennials remain digitally connected for support as they shop. “[This gives marketers] some overriding connectivity opportunities,” Cohen says. “Connect with millennials across multiple touch points. Friend them.” He says marketers can build relationships through social media, blogs, how-to guides, and provide fun insights into a brand.

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Myth: All millennials are counterculture, irreverent hipsters.
The facts: In Moosylvania’s nationwide survey in January, millennials were asked to cite their top three favorite brands—without being given any choices. The group mentioned 620 brands, with Nike, Sony, Apple, and Samsung surfacing as the top four. Cohen says 620 brand mentions from 1,000 participants shows just how diversified this generations is. “Millennials really don’t have any one label,” Cohen explains. He says that marketers need to stay authentic, research the competition, spread content on multiple channels, and invest in content-driven advertising. “They’re incredibly renaissance people who like a lot of different things.”

http://www.dmnews.com/four-millennial-marketing-myths/article/341326/