Archivo de la categoría: Arte

¿Qué sabes del amor?

Un poema perdido en un tiempo pasado, un poema que recuerda la importancia del reencuentro y el empeño; un poema que me habla de la fortuna y de la imposibilidad de tenerte lejos. 

À toi.

Qué sabes del amor cuando lo abandonas,

qué sabes del amor cuando no ves que aquí estoy

qué sabes del amor que te acepta, y te abre

cuando te cierras enteramente al interior.

Qué sabes del amor cuando te estorba

cuando evades la mirada hacia un mundo hostil

cuando olvidas las palabras, que significan algo

cuando sólo provocas ganas de dormir.

Qué sé del amor aquí amándote,

cuando estoy sola por las noches intentando verte;

qué sabemos del amor, si no hay cercanía

y somos dos extraños que se empeñan en la nada.

Anuncio publicitario

Millennials y poiesis: divagaciones nocturnas

Cfr. «Tu sabes que la idea de poiesis (creación) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que haga pasar cualquier cosa del no ser al ser es creación, de suerte que también los trabajos realizados en todas las artes son creaciones y los artífices de éstas son todos poiétai (creadores)…Pero también sabes -continuó ella- que no se llaman poietai, sino que tienen otros nombres y que del conjunto entero de la creación se ha separado una parte, la concerniente a la música y al verso, y se la denomina con el nombre del todo. Únicamente a esto se llama, en efecto, «poeisis» y «poietai» a los que poseen esta porción de creación.»
La obsesión de los Millennials -como de los modernos y post modernos- es la creación. Hoy solemos pensar en la palabra de moda: innovación. ¿Pero qué hay de innovador en la innovación? Básicamente, nada. De Schumpeter para acá la innovación es, en esencia, el alma inmortal del capitalismo y la forma de infundir vitalidad a la competitividad globalizante. La tecnología ciertamente vino a insuflar vientos de cambio a la post modernidad y a plantearle horizontes más amplios que los incipientes grupos de burgueses con fábricas y máquinas a vapor. 

El siglo XX inicio con una apología a la velocidad, al rayo y al rugido de los motores. El siglo XXI, con una profunda globalidad ya lingüística, racial y económica, a las realidades de ciencia ficción, lo tecnolúdico y los gadgets. Y nosotros, los Millennials, formamos entre blogs nuestros cadáveres exquisitos y fumamos el opio de información multiplataforma donde queremos entrar «triunfales» como el recién descubierto urinario como statement de la «nueva postura».

Vuelvo a Grecia. Finales. Sin la búsqueda del mundo de las ideas platónicas o el método aristotélico; en el eclécticismo helenistico: Alejandro y la conquista de Egipto. Hemos fusionado a los dioses del siglo XV hasta el XX.  Queremos museos y destruir museos, queremos la velocidad y también lo bucólico, el pavimento que alza la selva de concreto y cuidar las especies de ficus en extinción, queremos que la palabra sea llave y también las princesas convertidas en top model en un reality de sábado… Queremos los 7 hábitos de los altamente efectivos y las frases de un Cohelo que se calca… Queremos sentir a Dios cerca y también hablar con Zaratustra… Queremos likes en Facebook y las viejas miradas de lado a lado en una disco. Queremos rock y electro, queremos probar El Banquete de mil cuerpos y llegar luego a la contemplación. 

Pero también queremos… Que la escala dure los 9 segundos que soporta nuestra concentración en una pantalla. 

Y en medio del caos… Queremos innovar, crear: poiesis.

La mirada amplia y desprejuiciada de la masa es la gran innovación de este siglo: esperemos los frutos del acercamiento de muchos mundos en el ciberespacio. 

Lo demás se repite y en cúmulo y en la memoria, se crea nuevamente o renace. 

NO TE DETENGAS #WaltWhitman

Es una de esas noches de trabajo aburrido, no todo puede ser apasionante, porque toda pasión impone un sacrificio. Lo creo, lo observo, lo vivo. Pero recuerdo a Whitman, y pasa el tedio -humano sentirlo rozar- lo miro de reojo, y le sonrío. Walt Whitman

NO TE DETENGAS

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
«Emito mis alaridos por los techos de este mundo»,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros «poetas muertos»,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …

Versión de: Leandro Wolfson

«La renuncia» Andrés Eloy Blanco

Andrés Eloy Blanco (Cumaná, Venezuela, 6 de agosto de 1897 – Ciudad de México, 21 de Mayo de 1955) es de esos poetas que usa el verbo con una acuciosidad admirable.  Este poema es una lección, casi budista, al desapego. La realidad implica renuncia, implica pararse sobre los propios pies para dar paso a la pertenencia absoluta. Lo demás es fortuito y ajeno.

Los dejo con Andrés Eloy…

———————————————-

He renunciado a ti. No era posible
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.

Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella…
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba…

He renunciado a ti, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;

Como el que ve partir grandes navíos
como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos brios
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

Como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías…

He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño…

Lee todo en: LA RENUNCIA – Poemas de Andrés Eloy Blanco http://www.poemas-del-alma.com/andres-eloy-blanco-la-renuncia.htm#ixzz3VERCVEQR

Felicidad o eudaimonía. Las preguntas de la modernidad. De Aristóteles a Bauman

Pensar en la felicidad es un ejercicio que, de hacerse concienzudamente, recae sobre la Academia. No porque derive en un ensayo filosófico o en una definición de diccionario, sino por el simple hecho de que no podemos reparar en ello sin pensar en qué luces pueden darnos aquéllos que han venido pensando reposadamente e insistentemente en las respuestas a estas preguntas.

Aristóteles dice: «Puesto que la felicidad (o placer) es aquello que acompaña a la realización del fin propio de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le sobreviene cuando realiza la actividad que le es más propia y cuando la realiza de un modo perfecto; es más propio del hombre el alma que el cuerpo por lo que la felicidad humana tendrá que ver más con la actividad del alma que con la del cuerpo; y de las actividades del alma con aquella que corresponde a la parte más típicamente humana, el alma intelectiva o racional. Como en el alma intelectiva encontramos el entendimiento o intelecto y la voluntad, y llamamos virtud a la perfección de una disposición natural, la felicidad más humana es la que corresponde a la vida teorética o de conocimiento (por ello el hombre más feliz es el filósofo, y lo es cuando su razón se dirige al conocimiento de la realidad más perfecta, Dios), y a la vida virtuosa. Finalmente, y desde un punto de vista más realista, Aristóteles también acepta que para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos.  En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad en la adquisición de la excelencia (virtud) del carácter y de las facultades intelectivas.» (1)

Ahora bien, es interesante lo que otro filósofo, más moderno señala: «La libertad es lo que elige todo ser, como ser y racional»  puesto que «El individuo se somete a la sociedad y esta sumisión es la condición de su liberación. Para el hombre, la liberación consiste en liberarse de las fuerzas físicas ciegas e irracionales; lo consigue oponiéndoles la enorme inteligente fuerza de la sociedad bajo cuya protección se ampara…»  pero esto no es todo. Bauman en una entrevista dice: «Hay que replantearse el concepto de felicidad, se lo digo totalmente en serio» (…) «Generamos una especie de sentido de la culpabilidad que nos lo impide» porque nos dejamos llevar por la cotidianidad de «elecciones» y «costos de oportunidad» que nos someten a un círculo de pago de prebendas por la falta de tiempo para ser felices. (2)

Mi pregunta es… ¿Qué alimenta al alma? ¿Qué conocimiento nos da la vida para ser felices? ¿Qué papel juega la libertad racional con el justo tiempo para alimentar el alma? ¿Cómo el amor puede liberarnos día a día para hacerse parte del alimento del alma? ¿Cómo mitigar esta modernidad líquida y salvar el ritmo del corazón entre los sonidos de los automóviles?

Bauman repara en ello cuando plantea ¿Qué hay de malo en la felicidad? y empieza así:

«La búsqueda de la felicidad, que ocupa nuestro pensamiento gran parte del tiempo y llena la mayor parte de nuestra vida –como seguramente reconocerán la mayoría de los lectores–, no puede reducir su presencia ni mucho menos detenerse… más que por un momento (fugaz, siempre fugaz). ¿Por qué esta pregunta nos desconcierta? Porque preguntar “qué hay de malo en la felicidad” es como preguntar qué hay de cálido en el hielo o qué hay de hediondo en la rosa. Siendo el hielo incompatible con el calor y la rosa con el hedor, este tipo de preguntas asume la verosimilitud de una coexistencia inconcebible (donde hay calor no puede haber hielo). En realidad, ¿cabría la posibilidad de que hubiera algo malo en la felicidad? ¿Acaso la palabra felicidad no es sinónimo de la ausencia del mal? ¿De la imposibilidad de su presencia? ¿De la imposibilidad de todo y cualquier tipo de mal? Sin embargo, ésta es la pregunta que plantea Michael Rustin1 , como la ha planteado antes que él un buen número de personas preocupadas y como probablemente lo harán otros en el futuro. Rustin explica la razón: sociedades como la nuestra, movidas por millones de hombres y mujeres que buscan la felicidad, se vuelven más prósperas, pero no está nada claro que se vuelvan más felices. Parece como si la búsqueda humana de la felicidad fuera un engaño. Todos los datos empíricos disponibles sugieren que entre las poblaciones de sociedades desarrolladas puede no existir una relación entre una riqueza cada vez mayor, que se considera el principal vehículo hacia una vida feliz, y un mayor nivel de felicidad. «

Sigo pensando que hay un acto de fe, racional, en mirar al otro y poder ser uno mismo… pero no es fácil.  Hay que buscar ese justo medio entre lo externo y lo interno, el otro y yo, es un camino que exige perspectiva. Moderación. Nuevamente saltan a mi mente los Griegos y sus nociones helénicas del mundo.

Seguiremos pensando… y salvándonos en ser felices en medio de la marea moderna.

Por lo pronto seguiré leyendo: https://zoonpolitikonmx.files.wordpress.com/2014/05/quc3a9-hay-de-malo-en-la-felicidad-bauman2.pdf

——–

(1) http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Aristoteles/Felicidad.htm

(2) http://prodavinci.com/2013/06/22/perspectivas/zygmunt-bauman-hay-que-replantearse-el-concepto-de-felicidad/

(3) http://www.lavanguardia.com/vida/20140517/54408010366/zygmunt-bauman-dificil-encontrar-feliz-ricos.html

No soy tuya #literatura

No soy tuya
no te pertenezco
no me posees
me comparto por decisión

Soy de mi
Eres de ti
y lo que creamos, juntos,
nuestro.

no se trata del espacio limitado
sino del infinito solitario
que hacemos -que haremos-
y proyectaremos

el punto del amor es la convergencia
de dos libertades que disfrutan
sentirse
escucharse
respetarse
quererse
-descubrir-

amar implica las formas intermedias
de conocimiento
-y desconocimiento-
esencial.

el amor no puede ser otra cosa que la salud de la cercanía y de la distancia.
La libertad que invita a recorrer

el infinito mundo
-interior-
de la no- posesión.

si me digo tuya,
no te pertenezco como la alfombra bajo los pies,
si te dices mío,
no me perteneces como la almohada bajo la cabeza…

Soberanas libertades que se eligen para hacer el amor,
compartir descubrimientos
o caminar,
por los jardines de la vida.

El amor es indecible
pero cómo lo siento vibrar
en las palabras que aún no conozco…

Caminemos a su encuentro…
cada quien en su camino,
encontrará,
y nos encontraremos.

porque el camino del amor,
nada tiene que ver con linderos y distancias,
sendas o cercanías…

Simplemente son, y hay dos que se reconocen.

Brisa desafiante

(Anónimo)

Qué pesada se vuelve la brisa
-sin ti-
Los vientos que regala el mar golpetean
contra una indolente ventana
que hace la noche eterna.

Ahí, en el lugar de tu risa, está el sonido repiqueteando
como el incesante aleteo del recuerdo
ese que me lleva a imaginarte
-aquí-

Vuelvo a levantarme de la cama,
una vez ocupada por dos cuerpos
que perdían noción de identidad
para notar la fría distancia de tu vuelo
para saber que ahora no estás

Retumba el sonido del viento
sobre el vidrio que me protege del mundo
como para advertirme que él te tiene
para recorrerte la noche entera
y más…

Yo solo tengo el ruido
insomnio
y cientos de recuerdos a futuro
que esperan…

No aguardes más…
el ruido de tu silencio

Me ensordece…

y el álbum de la fotos no tomadas
yace en la biblioteca.

Hacen falta palabras?

Hace días que no escribo de política y muchos de los que siguen este blog se preguntarán por qué, otros en cambio parecieran disfrutar más la fase literaria. Hoy recibí un mensaje diciendo «Ví tu página y la disfruté, pues aunque tiene algo de política actual, tiene arte que llega» me encantó la parte de «aunque tiene algo de política… Tiene arte que llega» No que con ello crea que todos deben interesarse por la política, así como sé que otros no tendrán que hacerlo por el arte. Lo que me causa una profunda curiosidad es «aunque y tiene» como contraposición de «política actual» vs «arte que llega» lo más preocupante, no juzgo al emisor de este maravilloso mensaje, por el contrario le agradezco su luz y causa de esta reflexión, palabrería o lo que resulte en este post… Lo más preocupante es que la sensibilidad que conduce al arte y la que lleva a la política por lo general debería ser la misma. Porque el arte te da «ojo» para ver el mundo, para inscribirte en él, para atender a los detalles de qué dispara las pasiones y qué las comprime, anula y sofoca. También te deja ver las posiciones intermedias donde salen los charcos de miseria humana y los clichés que venden (discos, ropa, libros, fotos etc) … Del mismo modo, en la política. La política debe ser «ojo» del mundo; entender qué gatillea la pasión de nuestro pueblo, la pasión de nuestra gente, la de nuestros grupos, la de los individuos. Qué despierta lo mejor y lo peor de los pozos de la venezolanidad, la mexicanidad, la peruanidad, la españolidad… Así también la de la globalidad contemporánea. Por ello, para mi… No es aunque haya política actual, hay arte…. Porque justamente dado que hay arte, hay política actual. O será al revés?
Otras personas han también buscado en mi estilo «dejos» de falta de denuncia, de claridad, de afrenta, de propuesta puntual de acción… Hasta han criticado que literaturice a la política…. Pero…. Es que no se han percatado que todos somos personajes de esta obra? Es que no han visto que las miserias que arrastran y las pasiones que los mueven son parte absoluta de un sinfín de historias escritas y descritas por un sinfín de autores a lo largo de los tiempos occidentales? Para mi hay política porque hay arte y hay arte porque hay politica. Ambas disciplinas comen del mismo pozo de existencia, razón y sensibilidad.
Quizás los burócratas creen que son políticos y haya clichés que se creen artistas….
A lo mejor lo que tenemos es una degradación tal de la política (pornopolitica como le puse en otro post) que se contraviene con el arte que llega. Quizá esa es la rápida y profunda reflexión de mi amigo virtual. Al que agradezco haberme puesto a pensar a las 2:50am sobre estas cosas… De hecho tenía un borrador, que no tenía nada más allá del título, que decía «arte y política: sensibilidad conexa»…

Mientras tanto, como todo y nada está dicho, seguiremos pensando y escribiendo…