En la práctica he venido configurando un modelo de negocio al «millennial style» y los últimos meses he querido ir organizando ideas sobre el tema porque creo que, más allá de lo que estamos haciendo dentro de la compañía -o lo que es mi labor- estamos incursionando en una nueva/clásica visión que comulga la tradición más pura de «negocio»con un sentido «sociable» – a lo siglo XXI «way to make things»- y hay una reflexión que creo vale la pena compartir.
Hace algún tiempo que no escribo de temas de este tipo, pero estas últimas semanas me he percatado de que adeudo a mi blog algo de lo que hago en la actualidad, más allá de la pasión que me supone la literatura, la política y la economía, como temas puros, «entre comillas». Y más aún cuando tengo meses – dos años en realidad-involucrada intensamente en el propósito de contribuir a construir una empresa diferente.
En este momento estaba dispuesta a leer mi «libro diurno» y repare en pensar, luego de la rutina de revisión de redes sociales, en que mi wordpress estaba fuera de tiempo. Vayamos al grano: estamos construyendo lo que es, a nuestro modo de ver las cosas, una Millennial Brand y un Millennial Business.
No se trata de qué quieren o compran los llamados Millennials, de la tan ansiada meta de lograr atacar el nicho de mercado; sino de cómo ven, cómo hacen y para qué hacen los Millennials productos y ofrecen servicios. Nuestros hábitos son distintos a los de la genX y Baby Boomers, todos saben eso. Y todos saben que somos más dados a la tecnología, adictos a los teléfonos y selfies, gregarios, sensibles, humanos y menos enfocados en la cantidad de dinero y más en el «lifestyle»… Y los costos de oportunidad. Pero la pregunta es ¿y cómo impacta eso al sistema o como irá modificándolo? El dinero es una herramienta y no un fin, eso es algo que los Millennials tenemos claro. El fin es: ¡calidad de vida señoras y señores!
Si se me permite realizar una predicción creo que el impacto de los negocios 3.0 es fulminante para el sistema tradicional de empresa, la estructura de costos será suplantada por la estructura de valor (costo, huella ecohumana y reputación socioecológica). Los Millennials como consumidores son una cosa y como empresarios… la misma cosa. Es decir ofrecemos, sin mucha estrategia externa, lo que los Millennials quieren, porque somos parte interesada.
Aquí quisiera reparar:
La estructura de valor defiende el carácter ético del negocio, tiene un núcleo duro e irrenunciable producto de la rapidez con la que compartimos información y las consecuencias de un siglo XX que tamizó las tendencias corporatistas. Ya no se trata de dónde la mano de obra es más barata sino dónde hay mejor calidad (profesionalización de la gente), y donde esa calidad permite que esa mano de obra calificada obtenga un pago suficiente para cubrir sus necesidades y para innovar. Porque somos hijos de la movilidad social y la promesa del «american dream». Por ello los Millennials Businness no pactan con proveedores que subpagan a su mano de obra, que no invierten en tecnología y en I&D. Esto es porque ahí se perdería claramente el sentido de «valor global» y el dinamismo con el que los Millennial Businness queremos hacer negocios y hacer evolucionar nuestros productos. Además de que se condenaría claramente la propia visión de «todo es posible» (a lo Forrest Gump).
El costo es la traducción de: costos fijos y variables (entendiendo que capital humano y calidad de insumos sumarán el porcentaje más alto). Nuestras estructuras de costos están asociadas a hacer valer lo que el consumidos gastara de su propio trabajo.
Huella Ecohumana: la definimos como el impacto que al día de hoy tienen nuestras acciones en el medio ambiente, causando un estrago para las generaciones futuras. Se trata de concebir que la no sustentabilidad de los insumos y capital humano hacen inviable el largo plazo. El uso, por ejemplo,de tóxicos en los procesos de lavandería textil tiene un impacto directo en el ambiente así como en el personal que labora en estas tintorerías. Por ello el enfoque de la moda, en los Millennials, propende a mayor conciencia sobre la elaboración de productos y sus tendencias de consumo buscarán, cada vez más, ser coherentes con sus valores. El reto ecológico es a mediano y largo plazo, el humano es un imperativo inmediato.
Reputación SocioEcológica Transparente: el riesgo reputacional hoy día es aún más mediato. Las prácticas de las empresas deben ser coherentes con sus valores y su estructura de valor coherente con sus declaraciones éticas. Más allá de las prácticas continuas la visibilización de éstas es clave. Se trata del impacto ecológico y social de la empresa y la coherencia, nuevamente, de las políticas empresariales sociales con su capital humano y con su entorno. Pero además de la rendición de cuentas sobre estas políticas. Ya no basta con hacer algo, con que sepan que hay RSE (Responsabilidad Social Empresarial) sino que se sepa cuál es el impacto de la RSE en su objetivo directo, entorno inmediato y comunidad. Hay que rendir cuentas de la RSE. La reputación transparente tiene que ver con la visibilidad del programa en el mundo físico y en el 3.0, la apertura comunicacional de la empresa (bidireccional y en tiempo real) y la rendición de resultados e impacto. El «analytics» De la RSE.
Termino este post con una frase que, en mi opinión resume la postura del Millennial «la acción más egoísta es dar» porque si queremos un mejor mundo para nosotros, sólo nosotros podemos procurarlo.
@nancyarellano