Archivo de la categoría: poesía

La ciudad no es la misma si no escucha tus pasos. Encuentra golpeteos parecidos que a veces pueden confundirse con reminiscencias de lo que hemos sido. Quizás ya no somos. Aquél que dijo que tú y yo ya no somos los de ayer, se confirma. Cada día da la vuelta y siente un morboso placer en cambiarnos. Basta una palabra llave, un gesto, una caricia, para transformar el rostro o volverlo melancólico.  Comienzas a aparecer ante mis ojos, con formas diferentes, o quizás solamente, extraño tu olor.

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Angelicus

Todo ángel es terrible (…)

Nuestra vida avanza transformando(…)

R.M.R

 

Es como si te conociera,

o tal vez simplemente es la necesidad de conocerte,

— conocerme a través de ti—

re co no cer me

des co no cer me

el acto egoísta e impío del ego

o las causalidades de la vida

para seguir cambiando.

¿Una razón para dormitar pensando- te?

o para despertar ante la terribilidad de la belleza.

 

¿Qué sabes del amor?

Un poema perdido en un tiempo pasado, un poema que recuerda la importancia del reencuentro y el empeño; un poema que me habla de la fortuna y de la imposibilidad de tenerte lejos. 

À toi.

Qué sabes del amor cuando lo abandonas,

qué sabes del amor cuando no ves que aquí estoy

qué sabes del amor que te acepta, y te abre

cuando te cierras enteramente al interior.

Qué sabes del amor cuando te estorba

cuando evades la mirada hacia un mundo hostil

cuando olvidas las palabras, que significan algo

cuando sólo provocas ganas de dormir.

Qué sé del amor aquí amándote,

cuando estoy sola por las noches intentando verte;

qué sabemos del amor, si no hay cercanía

y somos dos extraños que se empeñan en la nada.

Millennials y poiesis: divagaciones nocturnas

Cfr. «Tu sabes que la idea de poiesis (creación) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que haga pasar cualquier cosa del no ser al ser es creación, de suerte que también los trabajos realizados en todas las artes son creaciones y los artífices de éstas son todos poiétai (creadores)…Pero también sabes -continuó ella- que no se llaman poietai, sino que tienen otros nombres y que del conjunto entero de la creación se ha separado una parte, la concerniente a la música y al verso, y se la denomina con el nombre del todo. Únicamente a esto se llama, en efecto, «poeisis» y «poietai» a los que poseen esta porción de creación.»
La obsesión de los Millennials -como de los modernos y post modernos- es la creación. Hoy solemos pensar en la palabra de moda: innovación. ¿Pero qué hay de innovador en la innovación? Básicamente, nada. De Schumpeter para acá la innovación es, en esencia, el alma inmortal del capitalismo y la forma de infundir vitalidad a la competitividad globalizante. La tecnología ciertamente vino a insuflar vientos de cambio a la post modernidad y a plantearle horizontes más amplios que los incipientes grupos de burgueses con fábricas y máquinas a vapor. 

El siglo XX inicio con una apología a la velocidad, al rayo y al rugido de los motores. El siglo XXI, con una profunda globalidad ya lingüística, racial y económica, a las realidades de ciencia ficción, lo tecnolúdico y los gadgets. Y nosotros, los Millennials, formamos entre blogs nuestros cadáveres exquisitos y fumamos el opio de información multiplataforma donde queremos entrar «triunfales» como el recién descubierto urinario como statement de la «nueva postura».

Vuelvo a Grecia. Finales. Sin la búsqueda del mundo de las ideas platónicas o el método aristotélico; en el eclécticismo helenistico: Alejandro y la conquista de Egipto. Hemos fusionado a los dioses del siglo XV hasta el XX.  Queremos museos y destruir museos, queremos la velocidad y también lo bucólico, el pavimento que alza la selva de concreto y cuidar las especies de ficus en extinción, queremos que la palabra sea llave y también las princesas convertidas en top model en un reality de sábado… Queremos los 7 hábitos de los altamente efectivos y las frases de un Cohelo que se calca… Queremos sentir a Dios cerca y también hablar con Zaratustra… Queremos likes en Facebook y las viejas miradas de lado a lado en una disco. Queremos rock y electro, queremos probar El Banquete de mil cuerpos y llegar luego a la contemplación. 

Pero también queremos… Que la escala dure los 9 segundos que soporta nuestra concentración en una pantalla. 

Y en medio del caos… Queremos innovar, crear: poiesis.

La mirada amplia y desprejuiciada de la masa es la gran innovación de este siglo: esperemos los frutos del acercamiento de muchos mundos en el ciberespacio. 

Lo demás se repite y en cúmulo y en la memoria, se crea nuevamente o renace. 

NO TE DETENGAS #WaltWhitman

Es una de esas noches de trabajo aburrido, no todo puede ser apasionante, porque toda pasión impone un sacrificio. Lo creo, lo observo, lo vivo. Pero recuerdo a Whitman, y pasa el tedio -humano sentirlo rozar- lo miro de reojo, y le sonrío. Walt Whitman

NO TE DETENGAS

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
«Emito mis alaridos por los techos de este mundo»,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros «poetas muertos»,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «poetas vivos».
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …

Versión de: Leandro Wolfson

No soy tuya #literatura

No soy tuya
no te pertenezco
no me posees
me comparto por decisión

Soy de mi
Eres de ti
y lo que creamos, juntos,
nuestro.

no se trata del espacio limitado
sino del infinito solitario
que hacemos -que haremos-
y proyectaremos

el punto del amor es la convergencia
de dos libertades que disfrutan
sentirse
escucharse
respetarse
quererse
-descubrir-

amar implica las formas intermedias
de conocimiento
-y desconocimiento-
esencial.

el amor no puede ser otra cosa que la salud de la cercanía y de la distancia.
La libertad que invita a recorrer

el infinito mundo
-interior-
de la no- posesión.

si me digo tuya,
no te pertenezco como la alfombra bajo los pies,
si te dices mío,
no me perteneces como la almohada bajo la cabeza…

Soberanas libertades que se eligen para hacer el amor,
compartir descubrimientos
o caminar,
por los jardines de la vida.

El amor es indecible
pero cómo lo siento vibrar
en las palabras que aún no conozco…

Caminemos a su encuentro…
cada quien en su camino,
encontrará,
y nos encontraremos.

porque el camino del amor,
nada tiene que ver con linderos y distancias,
sendas o cercanías…

Simplemente son, y hay dos que se reconocen.

Brisa desafiante

(Anónimo)

Qué pesada se vuelve la brisa
-sin ti-
Los vientos que regala el mar golpetean
contra una indolente ventana
que hace la noche eterna.

Ahí, en el lugar de tu risa, está el sonido repiqueteando
como el incesante aleteo del recuerdo
ese que me lleva a imaginarte
-aquí-

Vuelvo a levantarme de la cama,
una vez ocupada por dos cuerpos
que perdían noción de identidad
para notar la fría distancia de tu vuelo
para saber que ahora no estás

Retumba el sonido del viento
sobre el vidrio que me protege del mundo
como para advertirme que él te tiene
para recorrerte la noche entera
y más…

Yo solo tengo el ruido
insomnio
y cientos de recuerdos a futuro
que esperan…

No aguardes más…
el ruido de tu silencio

Me ensordece…

y el álbum de la fotos no tomadas
yace en la biblioteca.

Salud (poema anónimo)

Entenderte a veces se vuelve más difícil que amarte
El gran muro alzado de peines, calculadoras, calendarios, pasaportes, prejuicios, cosas perecederas y dos colillas recuerdos de placer
Un muro de excusas y temores, trivialidades y sin sabores
Muro de ladrillos huecos que llenas de cobardía
-o ceguera-
Murito insignificante que sobre dimensionas para no ver que estoy aquí
Dos piedrecitas que juntas pacienzudamente para evadir
Lo que realmente, inscritos en el mundo, es sentir con el alma desnuda
Las ilusiones abiertas
Las venas palpitantes
Y palabras cortas, mudas
Que caen del cielo
Casilla abajo
Para clavarse en la conjugación
Auténtica
De lo que es el amor.

De este lado, vivo en la salud
Lloro
Pero vivo en la salud
No como la Maga ideal primitiva de J.
Porque finalmente es J.
Sino como sólo yo puedo estar saludable
Y tú? Sabes la salud? La comes, la sientes, la lloras?

Quizás sólo deba decir «Salud!» (Y llenar la copa)

Vienes? -sabes que no hay muro que valga-

En la noche silente estamos solos tú y yo.

Y estamos más acompañados que nunca…

Pessoa, poeta del alma: Si yo pudiera morder la tierra toda…

Pessoa es de esos poetas que son universales. No obstante, el ritmo en portugués es otra cosa… No hablo portugués, pero el ritmo sigue siendo ritmo.

Aquí uno de mis poemas favoritos:

Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento…
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural…
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas…
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la
infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.

Versión de Teodoro Llorente

Para los que puedan disfrutar del poema en portugués, aquí lo dejo:

Se eu pudesse trincar a terra toda
E sentir-lhe um paladar,
E se a terra fosse uma cousa para trincar
Seria mais feliz um momento…
Mas eu nem sempre quero ser feliz.
É preciso ser de vez em quando infeliz
Para se poder ser natural…
Nem tudo é dias de sol,
E a chuva, quando falta muito, pede-se,
Por isso tomo a infelicidade com a felicidade
Naturalmente, como quem não estranha
Que haja montanhas e planícies
E que haja rochedos e erva…
O que é preciso é ser-se natural e calmo
Na felicidade ou na infelicidade,
Sentir como quem olha,
pensar como quem anda,
E quando se vai morrer, lembrar-se de que o dia morre,
E que o poente é belo e é bela a noite que fica…

Assim é e assim seja…

——-

Pero no puedo dejar este post sin otro gran poema:

Tabaquería*

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?),
Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace
blancos los cabellos de los hombres,
Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de
nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la
calle
La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida
Dentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al arrancar.
Estoy hoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
El aprendizaje que me dieron,
Descendí por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
Pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de
pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber
tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
No habrá sino un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos deschavetados con
tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí…
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas—
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
Y quién sabe si realizables,
¿Nunca verán la luz del sol real ni hallaran oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga
razón.
He soñado más que Napoleón.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que
Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para esto,
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie
de una pared sin puerta,
Y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
Y escuchó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Que me derrame la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me despeina,
Y lo demás que venga si viene o que tenga que venir, o que no
venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero nos despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, niña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los
chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, niña sucia, come!
¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que tú
los comes!
Pero yo pienso y, al quitarles el papel plateado, que es de estaño,
Arrojo todo al suelo, como tiré la vida.)
Pero queda al menos de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico hendido hacia lo Imposible.
Pero al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin motivo, para el decurso de las cosas,
Y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O diosa griega, concebida como estatua con vida,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno —no concibo bien qué—,
Todo eso, sea lo que fuera, lo que sea, si puede inspirar ¡qué
inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
Me invoco a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan.
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como un condena al destierro,
Y todo esto es extranjero, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
En cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni
creído
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer
nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan
la cola
Y que es cola más acá del lagarto que se retuerce.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que pude hacer de mí no lo hice.
Vestí un disfraz equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí, y me
perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestidor
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosas que yo hice,
Y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete con el que tropieza un borracho
O la esterilla que los gitanos roban y no vale nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería se asomó a la puerta y se quedó
en ella.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
Y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como nosotros
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de las
cosas como letreros,
Siempre una cosa frente a otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra.
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del
misterio de la superficie,
Siempre ésta o aquella cosa o ni una ni la otra cosa.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿a comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como mi camino,
Y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de una
indisposición.
Después me reclino en la silla
Y sigo fumando.
Seguiré fumando hasta que el Destino me lo permita.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
Tal vez sería feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino, Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonrió.

*Álvaro de Campos
Versión de Miguel Ángel Flores