Archivo de la categoría: Belleza

¿Qué sabes del amor?

Un poema perdido en un tiempo pasado, un poema que recuerda la importancia del reencuentro y el empeño; un poema que me habla de la fortuna y de la imposibilidad de tenerte lejos. 

À toi.

Qué sabes del amor cuando lo abandonas,

qué sabes del amor cuando no ves que aquí estoy

qué sabes del amor que te acepta, y te abre

cuando te cierras enteramente al interior.

Qué sabes del amor cuando te estorba

cuando evades la mirada hacia un mundo hostil

cuando olvidas las palabras, que significan algo

cuando sólo provocas ganas de dormir.

Qué sé del amor aquí amándote,

cuando estoy sola por las noches intentando verte;

qué sabemos del amor, si no hay cercanía

y somos dos extraños que se empeñan en la nada.

Anuncio publicitario

Millennials: viajar gratuitamente?

De pequeños, todos leímos los cuentos de los hermanos Andersen y nos zambullimos en un mundo de fantasías y un subidón de emociones… Así que cualquier palabra de uno de los hermanos Andersen es casi sagrada… Porque además la claridad e inmortalidad de sus palabras es genial: H.C. Andersen dijo «viajar es vivir»

Y viajar es una de esas cosas en la vida que tiene «EL» significado.  «viajar es cambiar de ubicación» pero más allá de esta acepción está lo que los sociólogos llaman «viaje onírico» que es básicamente el viaje turístico, ese destinado a cumplir la misma función que el sueño: «crear una realidad paralela al mundo sensible y recrear al organismo despojándolo de todas sus frustraciones»  en un mundo cada vez más consciente: superficial o profundamente (la opción es de quien lleva la piel puesta) el viaje es parte del sistema. De la forma más psicológicamente coherente de auto preservación.

  
Pero la gran pregunta: ¿cómo viajamos los Millennials? ¿Hasta dónde llega nuestra necesidad de viaje?  Somos viajeros por definición y tenemos la necesidad del «viaje» diario.  El «microviaje» es, por excelencia, parte de nuestra rutina; y se trata de ese viaje que entre gadgets hacemos cada 15/30 minutos, transportándonos desde nuestra ubicación actual hasta algún país recóndito, otro idioma, algún chiste o post en Face o hacia alguna realidad de fantasía: Andersen y el camino de caramelos de Candy Crush… 

El microviaje continuo tiene un efecto en nuestro carácter voluble y multifocal. Ello nos hace seres «extraños» para otras generaciones «unifoco» que observan nuestras «breves partidas» como interrupción, mientras que nosotros las vemos como pequeñas dosis de vitalidad y propiedad del cuerpo y la mente: una reclamación de espacio y nuestra forma de activar la creatividad y la acción. 

Puede claramente que haya peligros de «microrealidades» y «macroviajes» en aquellos Millennials que viven más de realidades alternas que de físicas y que ciertamente caen en la dispersión y desenfoque… Pero ello es, como todo en la vida, un extremo.

La sociedad occidental actual permite con las mejoras salariales y el abaratamiento de los costos de transporte, así como los derechos de descanso y recreación, que el hombre actual viaje; además la sociedad del capital permitió hacer de la recreación «un negocio» pero no es menos cierto que los Millennials también hemos tenido nuestro influjo en la concepción y retoma purista del viaje: el factor sorpresa. Así se han creado páginas como couchsurfing.com o airbnb.com. La primera se trata de ofrecer tu sofá a un extraño para que se hospede y la segunda alquilar tu habitación o apartamento por un día o más, todo básicamente en cualquier lugar del mundo. 

Y este viaje es como si un Ulises moderno, dispuesto a la aventura hubiese resucitado para volver a enfrentar las bondades y adversidades de los dioses. Hoy el «backpackers trip style» adquiere un nuevo sentido, empezando porque no es la falta de recursos lo que motiva a los Millennials a tomar estas opciones, sino la idea de conocer gente nueva, relacionarse con locales y vivir una experiencia auténtica. Es el microviaje dentro del viaje. El segundo siempre es «gratuito» (plan de datos como alfombra de Aladino)

Al final hay que vivir ¡y punto! Para que la muerte se asuste y para que el tiempo valga. Nosotros estamos claros.

  
¡Seguiremos viajando! (Ya me voy a mi realidad) nos vemos…

@nancyarellano 

Millennials y poiesis: divagaciones nocturnas

Cfr. «Tu sabes que la idea de poiesis (creación) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que haga pasar cualquier cosa del no ser al ser es creación, de suerte que también los trabajos realizados en todas las artes son creaciones y los artífices de éstas son todos poiétai (creadores)…Pero también sabes -continuó ella- que no se llaman poietai, sino que tienen otros nombres y que del conjunto entero de la creación se ha separado una parte, la concerniente a la música y al verso, y se la denomina con el nombre del todo. Únicamente a esto se llama, en efecto, «poeisis» y «poietai» a los que poseen esta porción de creación.»
La obsesión de los Millennials -como de los modernos y post modernos- es la creación. Hoy solemos pensar en la palabra de moda: innovación. ¿Pero qué hay de innovador en la innovación? Básicamente, nada. De Schumpeter para acá la innovación es, en esencia, el alma inmortal del capitalismo y la forma de infundir vitalidad a la competitividad globalizante. La tecnología ciertamente vino a insuflar vientos de cambio a la post modernidad y a plantearle horizontes más amplios que los incipientes grupos de burgueses con fábricas y máquinas a vapor. 

El siglo XX inicio con una apología a la velocidad, al rayo y al rugido de los motores. El siglo XXI, con una profunda globalidad ya lingüística, racial y económica, a las realidades de ciencia ficción, lo tecnolúdico y los gadgets. Y nosotros, los Millennials, formamos entre blogs nuestros cadáveres exquisitos y fumamos el opio de información multiplataforma donde queremos entrar «triunfales» como el recién descubierto urinario como statement de la «nueva postura».

Vuelvo a Grecia. Finales. Sin la búsqueda del mundo de las ideas platónicas o el método aristotélico; en el eclécticismo helenistico: Alejandro y la conquista de Egipto. Hemos fusionado a los dioses del siglo XV hasta el XX.  Queremos museos y destruir museos, queremos la velocidad y también lo bucólico, el pavimento que alza la selva de concreto y cuidar las especies de ficus en extinción, queremos que la palabra sea llave y también las princesas convertidas en top model en un reality de sábado… Queremos los 7 hábitos de los altamente efectivos y las frases de un Cohelo que se calca… Queremos sentir a Dios cerca y también hablar con Zaratustra… Queremos likes en Facebook y las viejas miradas de lado a lado en una disco. Queremos rock y electro, queremos probar El Banquete de mil cuerpos y llegar luego a la contemplación. 

Pero también queremos… Que la escala dure los 9 segundos que soporta nuestra concentración en una pantalla. 

Y en medio del caos… Queremos innovar, crear: poiesis.

La mirada amplia y desprejuiciada de la masa es la gran innovación de este siglo: esperemos los frutos del acercamiento de muchos mundos en el ciberespacio. 

Lo demás se repite y en cúmulo y en la memoria, se crea nuevamente o renace. 

Lizano de Berceo el poeta libertario #PoesíaHispana

Un poeta de propia voz, barcelonés de nacimiento y muerte, una joya que pocos conocen, claro y apegado a la más importante de las prerrogativas del hombre: la libertad. Dejo este domingo a Jesús Lizano, para que comparta un café con ustedes a viva voz… Con dos poemas maravillosos…
LLEVO LOS BOLSILLOS LLENOS DE CAPITALES DE BARCO
Llevo los bolsillos llenos de capitanes de barco,

los ojos llenos de directores de orquesta,

miles de músicos y de marineros me salen por las orejas

y asoman por mi barba centenares de violines y de palos.

Abro las manos y saltan un sinfín de contramaestres,

miles de solistas aparecen cuando me quito zapatos.

Mezclados con mis lágrimas se suicidan cientos de grumetes,

en incalificable muelle se convierten mis labios.

Sarcásticos músicos se sientan en mis dientes,

vomito tripulación entre mis risas.

Qué estrangulación de arpistas por mis cuerdas

mientras las inconmensurable plaza de mi barriga se llena de sillas.

De oreja a oreja tienden sus ropas los navegantes,

piérdense los instrumentos por el sotobosque de mis pelos.

¡Uuuuuuuuu! ¡Uuuuuuuuu!, pitan las sirenas de mis sueños;

¡Chin!, ¡Chin!, cosquillean las flautas por mis partes.

Voy desprendido peces y notas por mis estalactíticas fosas nasales,

se atropellan en mi garganta las cajas, las barricas.

Tierras extrañas anuncian las gaviotas fugaces

y miles de palomas zapatean desde las orillas.

Me meto en la cama y sorprendo a miles de sirenas,

saco los brazos y me acribillan arcos afinadísimos.

Cierro, por fin, los ojos y se callan todos los músicos.

Lo último que oigo es el balancearse de las velas.

(De los 70)  

 

TODO VALE
Todo vale.

Que sí. Que todo vale.

Estoy harto de tanto sólo vale:

esto vale, esto no vale,

vale aquél, aquél no vale…

¡Todo vale!

Lo sé, lo sé: éste es el mundo

del sólo vale:

siempre hay unos que deciden

lo que vale y lo que no vale.

Sólo es eso: siempre hay unos

que imponen

lo que vale para ellos.

Y lo otro, no vale.

Ellos:

¡los pontífices! ¡los honorables!

Pero todo vale. Todo vale.

También en este mundo

estamos los del todo vale.

No nos querrán. Para ellos

seremos los que no vale

pero así va ese mundo,

el mundo del sólo vale.

¡Aquí nos salvamos todos

o aquí no se salva nadie!

Que sí, lo sé: todo vale:

Todo vale, mamíferos:

¡todo vale!
(De los 80)

 La Balada del Café Triste (fragmento) #Literatura

» Ante todo, el amor es una experiencia compartida por dos personas, pero esto no quiere decir que la experiencia sea la misma para las dos personas interesadas. Hay el amante y el amado, pero estos dos proceden de regiones distintas. Muchas veces la persona amada es sólo un estímulo para todo el amor dormido que se ha ido acumulando desde hace tiempo en el corazón del amante. Y de un modo u otro todo amante lo sabe. Siente en su alma que su amor es algo solitario. Conoce una nueva y extraña soledad, y este conocimiento le hace sufrir. Así que el amante apenas puede hacer una cosa: cobijar su amor en su corazón lo mejor posible; debe crearse un mundo interior completamente nuevo, un mundo intenso y extraño, completo en sí mismo. Y hay que añadir que este amante no tiene que ser necesariamente un joven que esté ahorrando para comprar un anillo de boda: este amante puede ser hombre, mujer, niño; en efecto, cualquier criatura humana sobre esta tierra. Pues bien, el amado también puede pertenecer a cualquier categoría. La persona más estrafalaria puede ser un estímulo para el amor. Un hombre puede ser un bisabuelo chocho y seguir amando a una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw dos décadas atrás. Un predicador puede amar a una mujer de la vida. El amado puede ser traicionero, astuto o tener malas costumbres. Sí, y el amante puede verlo tan claramente como los demás, pero sin que ello afecte en absoluto la evolución de su amor. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor turbulento, extravagante y hermoso como los lirios venenosos de la ciénaga. Un buen hombre puede ser el estímulo para un amor violento y degradado, y un loco tartamudo puede despertar en el alma de alguien un cariño tierno y sencillo. Por lo tanto, el valor y la calidad del amor están determinados únicamente por el propio amante. Por este motivo, la mayoría de nosotros preferimos amar que ser amados. Casi todo el mundo quiere ser el amante. Y la verdad a secas es que de un modo profundamente secreto, la condición de ser amado es, para muchos, intolerable. El amado teme y odia al amante, y con toda la razón. Pues el amante está tratando continuamente de desnudar al amado. El amante implora cualquier posible relación con el amado, incluso si esta experiencia sólo puede causarle dolor.
(…)
La bebida de la señorita Amelia tiene una cualidad especial. Se nota limpia y fuerte en la lengua, pero una vez dentro de uno irradia un calor agradable durante mucho tiempo. Y eso no es todo. Como es sabido, si se escribe un mensaje con jugo de limón en una hoja de papel, no quedan señas de él. Pero si se pone el papel un momento delante del fuego, las letras se vuelven marrones y se puede leer lo que contiene. Imaginen que el whisky es el fuego y que el mensaje es lo más recóndito del alma de un hombre: sólo así se comprende lo que vale la bebida de la señorita Amelia. Cosas que han pasado inadvertidas, pensamientos ocultos en la profunda oscuridad de la mente, de pronto son reconocidos y comprendidos. Un obrero textil que no piensa más que en telar, en la fresquera, en la cama y vuelta al telar; este obrero bebe unas copas el domingo y se tropieza con un lirio de la ciénaga. Y toma esta flor y la pone en la palma de su mano, examina el delicado cáliz de oro y de pronto le invade una dulzura tan intensa como un dolor. Y ese obrero levanta de pronto la mirada y ve por primera vez el frío y misterioso resplandor del cielo de una noche de enero, y un profundo terror ante su propia pequeñez le oprime el corazón. Cosas como éstas son las que ocurren cuando uno ha tomado la bebida de la señorita Amelia. Uno podrá sufrir o podrá consumirse de alegría, pero la experiencia le habrá mostrado la verdad; habrá calentado su alma y habrá visto el mensaje que se ocultaba en ella.
(…)
La verdadera historia de amor es la que tiene lugar en el corazón de los amantes, y ésta nadie sino ellos pueden llegar a conocerla. El amor en todo caso es una experiencia en la que siempre conviven lo cómico y lo sublime.
«

La Balada del Café Triste (Carson McCullers)

De la seducción…

Jean Baudrillard, en su libro, De La Seducción dice que «La seducción representa el dominio del universo simbólico, mientras que el poder/control representa sólo el dominio del universo real » así la seducción entra en juego como parte del camino hacia lo trascendente a lo cotidiano, al sistema de formas; a los juegos de dominación de poder/control; porque trasciende a éste y va directo al símbolo, al fondo.

En el juego de la seducción, con el intercambio, satisfacción y placer, se da un rapto.  De la realidad 1, que podemos llamar la realidad cotidiana del individuo, se superpone de forma abrupta la realidad 2, que sería la realidad de la seducción que crea el universo simbólico. Allí se da la conexión sensible y suprasensible que conmociona y estremece; como todo encuentro con lo trascendente e íntimo. Y, por supuesto, ante tal situación de vértigo, la sensación que acompaña a un profundo «sentirse seducido» es el miedo.

El sujeto no es objeto. El sujeto no es simplemente deseo. Se abre un espacio de re-conexión íntima, esencial, con los estados, muchas veces dormidos, de la conciencia del placer; ése que incita todos los sentidos y los estados del Yo. La seducción habla de la sensibilidad propia.  A veces simplemente la sensibilidad a la seducción, como la poesía, se empoza en el alma del individuo y, tocando el seductor las fibras correctas, las hace estallar como una represa sin contención. El vértigo cobra entonces toda su furia. Añadiendo que al intercambiarse los papeles de forma inadvertida, el seductor termina seducido, viviendo el mismo vilo que hace temblar al otro. Ése es el real proceso, siempre recíproco, que advierte la porosidad de la percepción intra y extra corpórea que luego se materializa en el contacto.

Pero «los escrúpulos, los remordimientos exagerados, los movimientos patéticos, esa forma serpenteante de disolver los acontecimientos y de hacerse inasequible, ese vértigo impuesto a los demás, y esta decepción, todo eso es disuación seductora, y su oscuro proyecto consiste menos en seducir que en no dejarse nunca seducir (…) sólo están enfermos aquellos que están profundamente fuera de la seducción, incluso si aún son completamente capaces de amar y de gozar (…) la única castración es la de la privación de la seducción» Nos dice Baudrillard.

«La seducción es algo que se apodera de todos los placeres, de todos los afectos y representaciones, que se apodera de los mismos sueños para volverlos a verter en una cosa distinta a su desarrollo primario, en un juego más agudo y más sutil, cuyo objetivo ya no tiene principio ni fin, ni el de un deseo, ni el de una pulsión» Así el rapto conlleva a la formulación de otra realidad; producto de la dinámica de conjugar los placeres sin reglas, sin ataduras, sin recelos, sin límite. Develar -correr el velo- de la cotidianidad y aceptar la turbación como un estado que conmociona y releva algo más de nosotros mismos.

Como señala Marguerite Yourcenar, «somos más clarividentes cuando está oscuro, porque nuestros ojos no nos engañan» así la noche que invita, la noche que seduce, hace caer las cortinas del pudor y admite la entrada de las formas difusas que nos susurran al oído y hacen temblar.

¿Pero cómo nos seducimos a nosotros mismos?

-Continuará-

 

 

Brisa desafiante

(Anónimo)

Qué pesada se vuelve la brisa
-sin ti-
Los vientos que regala el mar golpetean
contra una indolente ventana
que hace la noche eterna.

Ahí, en el lugar de tu risa, está el sonido repiqueteando
como el incesante aleteo del recuerdo
ese que me lleva a imaginarte
-aquí-

Vuelvo a levantarme de la cama,
una vez ocupada por dos cuerpos
que perdían noción de identidad
para notar la fría distancia de tu vuelo
para saber que ahora no estás

Retumba el sonido del viento
sobre el vidrio que me protege del mundo
como para advertirme que él te tiene
para recorrerte la noche entera
y más…

Yo solo tengo el ruido
insomnio
y cientos de recuerdos a futuro
que esperan…

No aguardes más…
el ruido de tu silencio

Me ensordece…

y el álbum de la fotos no tomadas
yace en la biblioteca.

Hacen falta palabras?

Hace días que no escribo de política y muchos de los que siguen este blog se preguntarán por qué, otros en cambio parecieran disfrutar más la fase literaria. Hoy recibí un mensaje diciendo «Ví tu página y la disfruté, pues aunque tiene algo de política actual, tiene arte que llega» me encantó la parte de «aunque tiene algo de política… Tiene arte que llega» No que con ello crea que todos deben interesarse por la política, así como sé que otros no tendrán que hacerlo por el arte. Lo que me causa una profunda curiosidad es «aunque y tiene» como contraposición de «política actual» vs «arte que llega» lo más preocupante, no juzgo al emisor de este maravilloso mensaje, por el contrario le agradezco su luz y causa de esta reflexión, palabrería o lo que resulte en este post… Lo más preocupante es que la sensibilidad que conduce al arte y la que lleva a la política por lo general debería ser la misma. Porque el arte te da «ojo» para ver el mundo, para inscribirte en él, para atender a los detalles de qué dispara las pasiones y qué las comprime, anula y sofoca. También te deja ver las posiciones intermedias donde salen los charcos de miseria humana y los clichés que venden (discos, ropa, libros, fotos etc) … Del mismo modo, en la política. La política debe ser «ojo» del mundo; entender qué gatillea la pasión de nuestro pueblo, la pasión de nuestra gente, la de nuestros grupos, la de los individuos. Qué despierta lo mejor y lo peor de los pozos de la venezolanidad, la mexicanidad, la peruanidad, la españolidad… Así también la de la globalidad contemporánea. Por ello, para mi… No es aunque haya política actual, hay arte…. Porque justamente dado que hay arte, hay política actual. O será al revés?
Otras personas han también buscado en mi estilo «dejos» de falta de denuncia, de claridad, de afrenta, de propuesta puntual de acción… Hasta han criticado que literaturice a la política…. Pero…. Es que no se han percatado que todos somos personajes de esta obra? Es que no han visto que las miserias que arrastran y las pasiones que los mueven son parte absoluta de un sinfín de historias escritas y descritas por un sinfín de autores a lo largo de los tiempos occidentales? Para mi hay política porque hay arte y hay arte porque hay politica. Ambas disciplinas comen del mismo pozo de existencia, razón y sensibilidad.
Quizás los burócratas creen que son políticos y haya clichés que se creen artistas….
A lo mejor lo que tenemos es una degradación tal de la política (pornopolitica como le puse en otro post) que se contraviene con el arte que llega. Quizá esa es la rápida y profunda reflexión de mi amigo virtual. Al que agradezco haberme puesto a pensar a las 2:50am sobre estas cosas… De hecho tenía un borrador, que no tenía nada más allá del título, que decía «arte y política: sensibilidad conexa»…

Mientras tanto, como todo y nada está dicho, seguiremos pensando y escribiendo…

Salud (poema anónimo)

Entenderte a veces se vuelve más difícil que amarte
El gran muro alzado de peines, calculadoras, calendarios, pasaportes, prejuicios, cosas perecederas y dos colillas recuerdos de placer
Un muro de excusas y temores, trivialidades y sin sabores
Muro de ladrillos huecos que llenas de cobardía
-o ceguera-
Murito insignificante que sobre dimensionas para no ver que estoy aquí
Dos piedrecitas que juntas pacienzudamente para evadir
Lo que realmente, inscritos en el mundo, es sentir con el alma desnuda
Las ilusiones abiertas
Las venas palpitantes
Y palabras cortas, mudas
Que caen del cielo
Casilla abajo
Para clavarse en la conjugación
Auténtica
De lo que es el amor.

De este lado, vivo en la salud
Lloro
Pero vivo en la salud
No como la Maga ideal primitiva de J.
Porque finalmente es J.
Sino como sólo yo puedo estar saludable
Y tú? Sabes la salud? La comes, la sientes, la lloras?

Quizás sólo deba decir «Salud!» (Y llenar la copa)

Vienes? -sabes que no hay muro que valga-

En la noche silente estamos solos tú y yo.

Y estamos más acompañados que nunca…

Hallazgos de la Vida de César Vallejo

¡Señores! Hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida. ¡Señores! Ruego a ustedes dejarme libre un momento, para saborear esta emoción formidable, espontánea y reciente de la vida, que hoy, por la primera vez, me extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas.

Mi gozo viene de lo inédito de mi emoción. Mi exultación viene de que antes no sentí la presencia de la vida. No la he sentido nunca. Miente quien diga que la he sentido. Miente y su mentira me hiere a tal punto que me haría desgraciado. Mi gozo viene de mi fe en este hallazgo personal de la vida, y nadie puede ir contra esta fe. Al que fuera, se le caería la lengua, se le caerían los huesos y correría el peligro de recoger otros, ajenos, para mantenerse de pie ante mis ojos.

Nunca, sino ahora, ha habido vida. Nunca, sino ahora, han pasado gentes. Nunca, sino ahora, ha habido casas y avenidas, aire y horizonte. Si viniese ahora mi amigo Peyriet, les diría que yo no le conozco y que debemos empezar de nuevo. ¿Cuándo, en efecto, le he conocido a mi amigo Peyriet? Hoy sería la primera vez que nos conocemos. Le diría que se vaya y regrese y entre a verme, como si no me conociera, es decir, por la primera vez.

Ahora yo no conozco a nadie ni nada. Me advierto en un país extraño, en el que todo cobra relieve de nacimiento, luz de epifanía inmarcesible. No, señor. No hable usted a ese caballero. Usted no lo conoce y le sorprendería tan inopinada parla. No ponga usted el pie sobre esa piedrecilla: quién sabe no es piedra y vaya usted a dar en el vacío. Sea usted precavido, puesto que estamos en un mundo absolutamente inconocido.

¡Cuán poco tiempo he vivido! Mi nacimiento es tan reciente, que no hay unidad de medida para contar mi edad. ¡Si acabo de nacer! ¡Si aún no he vivido todavía! Señores: soy tan pequeñito, que el día apenas cabe en mí!

Nunca, sino ahora, oí el estruendo de los carros, que cargan piedras para una gran construcción del boulevard Haussmann. Nunca, sino ahora avancé paralelamente a la primavera, diciéndola: «Si la muerte hubiera sido otra…». Nunca, sino ahora, vi la luz áurea del sol sobre las cúpulas de Sacre-Coeur. Nunca, sino ahora, se me acercó un niño y me miró hondamente con su boca. Nunca, sino ahora, supe que existía una puerta, otra puerta y el canto cordial de las distancias.

¡Dejadme! La vida me ha dado ahora en toda mi muerte.