Sobre la Democracia o Poliarquía

Un acercamiento al teórico Robert Dahl.
Texto analizado: On Democracy.



La democracia nos presenta un reto: su acepción. En este sentido, Robert Dahl  busca en su texto definirla, enmarcarla y justificarla. Es bien sabido que la democracia en Occidente tiene una connotación positiva, que es símbolo de libertad, de grandeza y de desarrollo: de igualdad e imperio de la ley. ¿Por qué esto es bueno? Éstas son algunas de las preguntas que el autor se plantea a la hora de precisar al sistema democrático. El libro de Robert Dahl, teórico de la poliarquía, es una introducción al planteamiento del sistema democrático.

Principalmente el texto se centra en las democracias modernas. Describe la democracia ideal desde una especie de “pacto”  o acuerdo firmado, definitorio de las normas y reglas que rigen a esa “asociación de individuos”, es decir, la Carta Magna, Fundamental o  la Constitución.  “Si nos reunimos como un todo, como un todo tomamos las decisiones”.  Así mismo, el autor busca mostrarnos unos “indicadores” de la existencia de una Democracia real.: Así pues, establece cinco criterios de igualdad política necesarios para la democracia; los cuales serían: la participación efectiva, la igualdad de voto, oportunidad de instrucción acerca de políticas alternativas, control sobre la agenda de los asuntos públicos y los derechos de ciudadanía para todos los adultos. A través de estos “indicadores” podrá verse la “veracidad”· de la democracia en un Estrado que lleve como bandera los ideales democráticos. Los fundamentos de la democracia nos permiten determinar “calidad” democrática. (¿Son confiables estos “indicadores”? ¿Reflejan, cual fiel espejo, la realidad?)

Prosigo con Dahl ¿Por qué es apetecible la democracia? El autor nos enumera una serie de razones que justifican su elección; por ejemplo, que ayuda a evitar la tiranía, garantiza los derechos ciudadanos y la libertad, autodeterminación, brinda autonomía moral, así mismo una mayor responsabilidad en las decisiones, fomenta la igualdad política, fomenta el desarrollo humano y la protección de intereses. Además de favorecer el desarrollo de la paz y tiende a generar una mayor prosperidad general.

¿La igualdad es un valor intrínseco del hombre? La igualdad intrínseca es un juicio moral; cuya adopción es el resultado de una justificación ética y religiosa. Y considero más trascendente la ética; pues el abuso de poder por parte de quienes poseen el principio de superioridad intrínseca, es una opción no aceptable. Pues, en definitiva, atenta contra la prudencia y la aceptabilidad. Es decir, qué pasaría si nosotros somos los subyugados, si somos los considerados inferiores…  Adicionalmente, la aceptabilidad nos plantea un escenario donde es más sencillo conseguir el consentimiento, la toma de decisiones se hace más asequible.

Prosigue Dahl para hablarnos contra el argumento de la tutela platónica, contra el argumento de los “garantes del bienestar” o el “filósofo rey”: ¿hasta qué punto es peligroso darle el poder de gobernar el Estado a un reducido grupo de expertos en política?: Dahl plantea que la última palabra, en las decisiones del Estado, la debe tener  siempre el gobierno y no el grupo de expertos que lo asesoran; en este sentido porque gobernar un Estado, más que un conocimiento específico y estricto en materia política, requiere de una responsabilidad  que es conferida por los ciudadanos. Los problemas devenidos de la labor de gobierno no poseen una respuesta científica: además ¿qué pasa si el filósofo se corrompe?, en quién radica su elección, ¿no se supone a caso que todo ciudadano adulto está calificado para decidir en su esfera democrática, no son ciudadanos con derecho a voz y voto? Cuando se habla del “filosofo rey” se corre el peligro de crear  una tesis  poco probable en la realidad. Nombrarlo es fácil, hallarlo es lo difícil. Lo utópico. Se pregunta: ¿No recurrimos al piloto de la nave, al médico del cuerpo o al filósofo del alma?
Luego, el autor nos plantea que el quinto standard de la democracia es la inclusión del ciudadano. Pues es obvio que éste ha de formar parte de las instituciones que sustentan al sistema.

Adicionalmente Dahl presenta la solución a algunos de los problemas de la democracia. Es decir, que los ciudadanos requieren, ciertamente, del asesoramiento de expertos a fin de que los instruyan en materia de conocimientos no accesibles a ellos, pero siempre habrá de verse con recelo que éstos no deben tomar el mando del Estado. Así pues, dado el fin que plantea esta situación, el asesor no deberá ser visto como único punto de referencia, deberá verse también la divergencia. Adicionalmente, todos los ciudadanos tienen igualdad para acceder a diferentes fuentes de información. Por otra parte, es sumamente importante el educar a los ciudadanos a través de la deliberación, el debate y otras instituciones

Podría decirse entonces que los componentes de la democracia “real”, entre las instituciones que la hacen posible, se hallan los cargos públicos electos, las elecciones libres, imparciales y frecuentes, la libertad de expresión, acceso a diversas fuentes de información, y una ciudadanía inclusiva. Este conjunto integra lo que Dahl llamará poliarquía, que viene a ser una democracia representativa, en el sentido moderno, que cuente con sufragio universal y un electorado informado suficientemente para elegir.


Antes de mi comentario final les dejo este video:

      

Ahora bien, cabe preguntarse. ¿No son las democracias tan maleables y dinámicas que la legalidad pudiera disfrazar un autoritarismo de democracia? ¿No es acaso posible que un Estado se aproveche de las carencias de una población para manipularle a fin de que tergiverse su sentimiento de libertad? Después de Hitler o más aún, después de mirar con detenimiento la historia de las dictaduras latinoamericanas; ¿no es posible pensar que la democracia no puede ser resumida en “estándares”?  Los “checks” pueden ser manipulados fácilmente cuando los gobiernos se torna “juez y parte” de la democracia y sus indicadores. Por ello, se considera prudente el tomar en cuenta aspectos como la gobernabilidad y gobernanza ligada a la legitimidad y en consonancia con los índices de desarrollo humano; así mismo como la consideración de las relaciones internacionales y la capacidad de un Estado a propender mayores niveles de educación en su población; educación ampliada y una sociedad civil que tenga injerencia en los asuntos públicos más allá del puro carácter enunciativo. La realidad de la sociedad no es medible en términos de “estándares”, las democracias no pueden ser encasilladas dentro de un molde; atenta contra su principio humano, contra el carácter dinámico de la cultura humana, contra la maleabilidad de las necesidades de los grupos y contra las minorías que divergen de la mayoría. Sería ingenuo pensar que los indicadores de Dahl no pueden ser manipulados; pues la realidad latinoamericana «nos habla» de los cinco sin mostrarnos una democracia estable. Tenemos que revisar a Habermas y a Alexy… A Dahl -magnífico referente sin duda- le falta añadir puntos… al menos otros cinco. En el próximo post espero publicar algunas ideas adicionales.

¡Democracia es Acción continua y sin término! 
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