La alegría y el egoísmo fueron al campo un día; y alegría brincaba y saltaba con la euforía que la caracteriza…
Egoísmo la veía y buscaba cubrirla -estaba paranoico- miraba a todos lados, buscando cualquier presencia.
Alegría seguía bailando y llamaba a Egoísmo para que la siguiese y él persistía sólo mirando a su alrededor intentando que nadie viera a Alegría… hasta que ella se cansó de bailar sola y se fue persiguiendo al sol…
Sólo cuando la luna alcanzó su punto más alto, y la noche cayó definitivamente, Egoísmo se percató de que no sólo nadie estaba amenazando a alegría, sino que él la había perdido por intentar resguardarla.
Alegría ahora danza a campo abierto… y egoísmo espera al amanecer a ver si logra encontrarla.