A veces el lugar del encuentro es el lugar del espacio,
donde se siembran vínculos de reconocimiento.
¿Quién soy yo? ¿Quién eres tú?
por qué hay un nos…
A veces el lugar del reencuentro, está en el silencio.
Desperdigan los «te amo» hasta que pierden sentido.
Palabras remanidas por un sin fin de bocas con todos los alientos
palabras pasamanos, palabras llave, palabras sortijas, perfumes, vestidos…
palabras para cubrir y no para desnudar…
palabras manoseadas por cuerpos que exhudan camas
camas que acuden al encuentro de un par de extraños
que hablan de cercanías porque llevan con sus nombres, años.
A veces el lugar del amor se parece al del olvido,
porque aprendo a mirarte como si nunca hubieras existido,
y te re-conozco con el ansia del descubrimiento,
y te re-conozco con el respeto del encuentro,
como si este momento fuera de nacimiento
y me doy vida, y te das vida, para el primer contacto.
Yo soy yo, tú eres tú… y el nos es un camino que siempre empieza…
¿A dónde nos lleva?
Al lugar donde se edifican los sueños
aprendiendo a ser quienes somos,
queriendo ser cada cual,
la forma expresa de lo que queremos.
-lugar de posibilidad-
para todos los puntos equidistantes e intermedios.
El lugar del amor, es íntimo y personal
pero se comparte en lo que soy, y en lo que eres.
-lo demás son palabras-
la distancia es justa sólo cuando no se siente… se comparten las distancias que cada uno tiene con todo, esas acercan… pero hay una distancia que si se impone, hasta de ti misma te aleja, porque se vuelve una distancia que ya no está en el espacio que te hiciste, sino en el espacio del cual ya solo huyes…
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a veces la distancia es un acierto, pero no lo sabemos desde al inicio. A veces la distancia es un error, pero no lo sabemos sino al final…
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Así es… por eso la distancia justa es independiente pero compartida…
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