A veces se me ocurre quererte a destiempo,
el semáforo cambia, el cajero avanza, el teléfono suena.
Y yo, me detengo un minuto amándote, y la cotidianidad se empeña.
A veces me pasa que adelanto los besos,
el tráfico empieza, la alarma se dispara, debo pagar la cuenta.
Y yo, me detengo un minuto amándote, y la cotidianidad se empeña.
A veces sucede que los abrazos me desbordan,
la radio se prende, me llega un correo, el microondas resuena,
Y yo, me detengo un minuto amándote, y la cotidianidad se empeña.
A veces acontece que las caricias se acumulan,
el perro me ladra, el kioskero me grita, la corneta atormenta,
Y yo, me detengo un minuto amándote, pero la cotidianidad se empeña.
Y así se pasa la vida,
con tanto retumbando,
pero yo, a la espera.
De quererte, besarte, abrazarte y acariciarnos…
de amar, sin cotidiano aguantar.
También me gustan los destiempos, eso sí.
Porque en ellos,
también aprendo lo que es amar.