El que desea sacar la espada es un principiante. El que puede sacar la espada es un experto. El que es la espada misma es un maestro Proverbio japonés
Quise iniciar este post con esta frase por las siguientes razones: 1) Porque el marketing político no puede dejar nada al azar, ni esperar a ver las reacciones para determinar si una estrategia es efectiva o no. 2) Porque en Marketing Político las afrentas innecesarias pueden colocarte en la palestra como un bueno «opinador» pero no como el contrincante que pasa a ser vencedor. 3) Porque lo esencial trata sobre cómo hacer de un candidato la espada misma para cortar al oponente y hacerse con la victoria. Ahora bien; ¿cómo logramos esto? Evidentemente las recetas de 7 pasos, 3 trucos o 5 ingredientes no son exactas. Podemos esbozar estrategias genéricas pero siempre dependerá de las preguntas clave: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Por quién? Cuando estudiaba letras recuerdo en Morfosintaxis del Español que hablábamos de las oraciones y cómo realizar el análisis morfosintáctico. Las preguntas enumeradas anteriormente eran parte del proceso de descubrimiento de qué función cumple cada palabra en relación al verbo. A la acción. En la campaña política la acción es VOTAR. Cada pregunta tiene una relación directa y lograr que la respuesta en cada votante conduzca al candidato es lo que buscamos. En el momento en el que la intención de voto es favorable por razones neuronales, es cuando podemos decir que estamos frente a una victoria. ¿Pero cómo que neuronales? En algún momento de la carrera en la Universidad Metropolitana -cuando estudié Est.Liberales- tomé una electiva que se llamaba «Inteligencia Emocional» aquel semestre conocí la teoría de «los Tres Cerebros»: reptil, límbico y neocortical. El primero es el más básico -el más visceral o reactivo- que responde a los instintos de supervivencia; el segundo es el más emotivo, que responde a las emociones sentidas -amor, odio, temor, alegría; el tercero el racional. Pues estos tres cerebros son los que nos llevan a tomar decisiones en todo momento, incluso cuando votamos. Una buena campaña política apela a los tres. Pero además comprende qué cerebro usan más los votantes a los que desea «convencer» y se enfoca en ellos. Como todos sabemos los recursos financieros en una campaña política son escasos. Por lo cual destinar fondos a cubrir satisfactoriamente el target que elegimos es una ardua tarea. No podemos abarcarlo todo. Por ello es importante que sepamos bien cómo despertar las reacciones, emociones y reflexiones sobre los votantes que marcan la diferencia. De por si, el 60% de los votantes lo hacen emocionalmente. Sólo entre un 15% y un 20% lo hacen racionalmente y aproximadamente un 20% a un 30% es indiferente a las campañas y responde a su entorno. Por lo tanto el meollo de la estrategia 3.0 -a aparte del uso de las herramientas BTL- implica la microsegmentación a la hora de definir cómo distribuir los recursos en medios y cómo «traducir» el mensaje según la audiencia. En un próximo post publicaré algunas consideraciones sobre la política neuronal o neuropolítica aplicada a una campaña 3.0; tema que además será tratado en el Curso Marketing Político 3.0 a celebrarse el próximo 7 y 8 se septiembre de 2012 en la Colina Creativa de la Unimet. Hasta la próxima! Info del curso en: http://www.emovil.com.ve
PD: El México el Prof. Carlos Salazar llama y explora sobre el concepto «politing» para referirse a «la conjugación de Mercadotecnia y Política. Como algunos asimilan mercadotecnia con “compra/venta”, se usa el anglicismo marketing para que los distraídos no lo confundan con la “compra y venta de votos”. (Cita del Paper Digital de Carlos Salazar «Politing: Marketing Político Integrado»