Chipre: dos naciones en un país

Turco Chipriotas y Greco Chipriotas:

o de la decepción humana.


El conflicto “interno” de la isla de Chipre es un hecho lamentable; no sólo por el extenso tiempo que lleva latente e irresoluto (desde 1963) sino porque la pretendida secesión no ha traído consigo más que severas violaciones a los Derechos Humanos de cada una de las partes sino que además se ha visto “al margen” la aplicabilidad del Derecho Internacional Humanitario por variadas causas, el repetido silencio de la Comisión Europea en muchos casos, el de la Corte Europea de Derechos Humanos y por uno de los hechos más confusos de su historia reciente: la “existencia” de una República Turca del Norte de Chipre (sólo reconocida internacionalmente por Turquía).

No obstante, las opiniones disidentes dentro de las instituciones internacionales son una clara muestra de que el alcance del conflicto chipriota es mucho mayor al que le han adjudicado –de hecho- las instituciones supranacionales; y aunque sea un caso de difícil interpretación por las variables ya conocidas es necesario que se busque darle curso a las reivindicaciones que contempla el Derecho Internacional Público.

Los factores que inciden sobre este caso son variados; pero básicamente pueden resumirse en la existencia de un plurinacionalismo; por una parte los greco-chipriotas (mayoría numérica descendientes de los griegos) y por otro lado los turco-chipriotas (minoría, descendientes de los turcos). La hostilidad que se halla en la isla no es respuesta únicamente de un movimiento secesionista por parte de los turco-chipriotas, ni la búsqueda de la enosis por parte de la parte griega, sino que recuenta las antiguas rivalidades entre la Magna Grecia y el Imperio Otomano por la ocupación de los territorios, y entre ellos, la isla. Cada uno de los grupos hoy presentes tiene profundas raíces históricas dentro de la isla, y por tanto cuenta con una configuración cultural propia.

La comunidad turco-chipriota, por su parte, ha sido objeto de un “embargo económico” de hecho, por parte de la comunidad internacional y sobre todo por la Unión Europea, el no ser reconocida ni tener representación a nivel internacional, lo cual termina por excluirles de cualquier foro de este nivel; así mismo, a una serie de medidas restrictivas que han minado su economía y restringido la libertad de movimiento de sus nacionales. Es lógico en cuanto a que no se reconoce a la autoproclamada república, pero cabe preguntarse ¿es correcto que se hallen al margen de la política internacional?

En el seno de las violaciones graves a los DDHH tenemos que cientos de chipriotas (de uno u otro lado) han muerto en manos de compatriotas (por lo cual las hostilidades pueden clasificarse como un conflicto armado no internacional, en el caso de asumirse como una sola República o guerra civil), violaciones, escarnio público, imposibilidad de libre tránsito en el territorio nacional, enajenación de propiedades etc.

Así mismo la sucesiva violación al Derecho Internacional Humanitario (en los Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adicionales) en lo que refiere al incumplimiento de los tratados en cuanto al debido trato a los prisioneros de guerra, protección de la población civil (por parte de la reconocida República de Chipre y la República de Turquía) y a las Convenciones de la Haya en lo referente a la destrucción de bienes culturales (templos griegos, mezquitas islámicas ambos fechados a.C., y obras arquitectónicas recientes también perdidas en las hostilidades o seriamente afectadas)

En el caso de la República Turca del Norte de Chipre, ésta no se ha hecho responsable de ninguna de las violaciones dado que, al no reconocerla internacionalmente, se halla al margen de los tratados o convenios internacionales del derecho internacional público. Esto, a su vez, a dificultado el establecer procesos efectivos en el caso de violaciones de DDHH y determinar el alcance y tratamiento del conflicto en lo referente a su tipificación y alcance.

Desde los sesenta la ONU ha ejercido diferentes formas de mediación: desde establecer la conocida línea verde que separa a los dos grupos y a la isla, hasta la elaboración del fallido Plan Annan en el 2002, que pretendía poner fin a la diatriba entre los chipriotas y reunificar la isla. Sin embargo, queda claro –luego de los errores mostrados en las negociaciones de ratificación por ambas partes- que dicho plan debe ajustarse de modo que refleje las realidades creadas por la admisión de Chipre en la UE así como las nuevas dimensiones introducidas en el marco de la adopción de un tratado “constitución” de la Unión Europea, luego de la retoma en la reciente cumbre de Bruselas. El reto actual, pues, es doble: de un lado crear las condiciones dentro de la comunidad griega de Chipre para aprobar una «federación bizonal-bicomunal» como solución al conflicto chipriota y, de otro lado, evitar la desilusión dentro de la comunidad turca y conservar su voluntad mostrada en ese 65% a favor de la adopción de una solución que admite que son parte de una “casa común” como afirmaba el Plan.

El juego de poder entre cada uno de los grupos ha dificultado más aún las negociaciones, y mantener la situación lo único que logra es hacer latente las pugnas entre estos dos grupos que en líneas generales no comparten una identidad nacional y muy por el contrario si la noción de rivalidad y desconfianza que hace difícil, en términos de gobernanza, lograr llevar adelante un gobierno común.

Pese a que los informes de 2007 clasifican a la situación en Chipre como “bien”, se entiende que las hostilidades han cedido ante la coyuntura del ingreso de Turquía a la Unión Europea, la presión de la Unión respecto de Turquía para alcanzar los llamados criterios de convergencia y la pasada (2004) aceptación de la República de Chipre como miembro pleno de la Unión. Así mismo que la “línea verde” y la presencia de Reino Unido (de quien se independizó la isla en los 60´ y quedó como guardian por tratado firmado entre griego-chipriotas y turco-chipriotas) sigue en la isla como garantes de la paz.

Finalmente, desde que los greco-chipriotas rechazaron el Plan Annan para reunificar la isla en abril de 2004, han sido considerados como el mayor obstáculo para alcanzar un acuerdo. Así pues, pareciera que un cambio en las políticas mantenidas por el sur de la isla, y una presión real por parte de la UE para favorecer la reunificación –no como adhesión del norte de la isla y punto- podría favorecer a la resolución del conflicto. Así mismo, la no intromisión de otras potencias como Grecia o Turquía pareciera hacerse cada vez más necesaria; pero ¿cómo evitarla?

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